viernes, octubre 16, 2009

VÉRTIGO

A las preguntas "¿En qué trabajas?", "¿A qué te dedicas?" e incluso la extensa e indeterminada "¿Qué eres?", uno acostumbra a saber qué contestar. Parecen las tres una misma cosa, y sin embargo puede uno dedicar su vida a algo completamente diferente de su trabajo - la familia, la justicia social, la poesía... - y, por supuesto, ser mucho más que un mero profesional de alguna cosa.

Bien está la reflexión, pero lo cierto es que uno ha entrado siempre a ese trapo y no voy ahora a hacerme el exquisito. O quizá sí, porque, estando como estoy en un periodo de inactividad profesional, la respuesta a esas preguntas empieza a no ser tan clara ni tan rápida.

Aún no ha llegado el momento de cambiarla, pero ya me entran dudas con el tiempo verbal. El presente habitual, "soy", implica una absoluta confianza en volver a trabajar de lo mismo en un plazo razonable, estableciendo así (como hasta ahora ha pasado) una continuidad atravesada por varias interrupciones, unas más cortas y otras más largas. Pero ¿y si no volviera a llamarme nadie, si no volviera a trabajar en "lo mío"? ¿Seguiría "lo mío" siendo "lo mío" sin mí?

Evidentemente, mis contactos, conocimientos y experiencia, mi curriculum en definitiva, van a posibilitar más fácilmente un nuevo trabajo donde me era habitual. Ahora, por ejemplo, tengo pendiente una entrevista, y un ex-jefe y sin embargo amigo me ha encargado que escriba unas cosas para un proyecto que quiere presentar.
Otra cosa es que no surja nada de todo esto, el tiempo siga pasando, y uno empiece a perder la costumbre y la mano, y se le olvide lo que siempre le había sido fácil. Ahora, por ejemplo, no consigo ponerme a escribir lo que debo. ¿Y si llega el plazo y no tengo nada y le dejo colgado?
También pudiera ser que quien pierda la costumbre sea el medio, y aprenda ya a funcionar sin ese tornillito que soy yo. Hay que asomarse a todas las posibilidades. Aunque algunas dan un poquito de vértigo.
Por eso, no siendo adivino y sin poder anticipar lo que me deparará el futuro, si me preguntan a qué me dedico, encuentro más adecuado usar un pretérito perfecto: "Hasta ahora he trabajado como...", que no implica que no pueda volver a ganarme la vida como siempre, pero que tampoco lo da por hecho. La fórmula creo que es idónea incluso para cuando uno está trabajando. Es como ponerse una traba para, aunque sea testimonialmente y por sólo un instante, poner en cuestión nuestras certezas; en especial la de la propia identidad: ¿Quién soy yo? No vale decir "carpintero" o "taxista" o "escritor". Uno para, duda, y dice: "Trabajar, trabajo de camarero, pero ser... no tengo ni idea de quién soy".

Por lo que a mí respecta, ya me he hecho algún cursito que otro a lo largo de los años por si tuviera que hacer un repentino cambio de carril (que no de acera), pero la verdad es que no tengo demasiada confianza en poderme desenvolver bien en esas otras labores ni mucho menos que me pudiera ganar la vida ni la mitad de bien que hasta ahora. De momento, estoy aprendiendo otras destrezas, como apuntarme al paro en un solo día y sin madrugar. ¡Ojo!, que hay pasar por cuatro sitios (¿tiene sentido que haya que esperar una cola para que te den un impreso?). Tuve suerte, ayer inauguraban en mi oficina un turno de tarde extraordinario, martes y jueves de cuatro y media a seis y media.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Entiendo perfectamente tu vértigo.

En cuanto a la respuesta a ese tipo de preguntas, en inglés tienen una expresión para eso (como para todo): "between jobs". Porque quizá ellos no lo ven como una profesión ("¿Qué soy?"), sino como trabajos ("¿qué hago?").

Álvaro dijo...

La pregunta está mejor hecha. En francés, literalmente, sería ¿Qué haces en la vida? Lo cual también puede entenderse como trabajo o como una impertinencia, en plan "¿tú qué pintas aquí?".

Anónimo dijo...

Tener un trabajo, una profesión, nos ayudan a sentirnos integrados dentro de la sociedad y, en cierto sentido, protegidos, incluso en los casos en los que este trabajo o profesión no nos gusta, proporciona seguridad.

Sin embargo la respuesta a la pregunta ¿qué haces en la vida? no es obviamente, "tal profesión", como tampoco lo es "formar una familia" ni cualquier otra que tenga que ver con las vicisitudes del mundo.

En mi opinión hay dos respuestas: o bien la nihilista, que es la no respuesta -es decir, realmente todo esto es una casualidad y no hay ningún fin real en nuestras vidas- o bien la espiritual: "aquí estamos para hacer el bien."

Me quedo con la segunda :D

Un abrazo y ánimo con esa lucha.

Anónimo dijo...

Se me olvidó activar el seguimiento de comentarios. Ya.

El Autor dijo...

Yo estoy igual que tú, pero no tengo dudas sobre decir "Soy guionista" porque un guionista, especialmente en paro, debe trabajar para si mismo. Hacer sus propios proyectos. Y tú, con lo particular que eres, seguro que también podrías hacer algunas propuestas bastante particulares.

Ponte a ello y di con firmeza que eres guionista!! Y de los buenos!!

Anónimo dijo...

Definitivamentem Álvaro, tus columnas me inspiran:

http://planseldon.stripgenerator.com/strip/304190/

Álvaro dijo...

Yo creo, Planseldon, que para "hacer el bien", primero uno tiene que ser capaz de saber con certeza qué es el bien en cada momento y ser capaz de hacerlo, para lo cual hay que trabajar mucho sobre uno mismo. Y eso es aplicable, amigo Dani, a cualquier tipo de proyecto. Vamos, que no tengo grandes proyectos personales, pero se te agradece el elogio.

JGRIVERA dijo...

En inglés se suele decir: "what do you do for a living?"
Que haces para vivir. Lo que haces para vivir es muy importante en lo que eres, pero lo que eres es lo eres va mucho más allá, no crees?
Javier.

Por cierto, escribí un nuevo blog, lo puedes encontrar mirando en mi perfil. No sé si continuaré con él...