lunes, agosto 25, 2008

MÍSTER LEXATÍN

La actualidad (la mía) me obliga a recuperar una de las canciones más celebradas de "No soy feliz. En absoluto" (2002), para rendirle merecido homenaje a un benefactor.

Yo tuve una amiga que se llamaba paz;
yo siempre estaba en paz y ella en mi interior,
y yo le daba guerra y luego la dejé...
Su prima Valeriana la sustituyó.

Ella me consolaba, volví a dormir bien,
pero al fin fui tan malo que no pudo más;
no fue cosa de ella, que fue de los dos,
pero me quedé solo con mi soledad.

Y entonces lo descubrí,
yo nunca fui más feliz...

Ven a mí,
Míster Lexatín,
Orfidal,
que me siento mal.

Tú me quitas la angustia existencia
y contigo puedo dormir del tirón,
de noche y cuando tengo que trabajar
me relajas, relajas un montón.

Ven a mí,
Míster Lexatín,
muac, muac, muac,
te quiero Prozac.

Si me ataca algún infarto neuronal,
tú me agarras y me llamas tontorrón,
me susurras y de un golpe magistral
quedo groggy y tú ganas por KO.

Ven a mí,
míster Lexatín,
gracias a ti,
vuelvo a sonreír.

A tu lado ya no temo la ansiedad,
me proteges de ese estado de terror,
me convences de que deje de pensar,
y atontado ya me duermo en el sillón...

Si estoy como un cromo
aplastado en mi álbum,
me acuerdo y me tomo
un potente valium.

Son "rerum novarum"
que al urbi y al orbe
dan, como el tranxilium,
una paz enorme.

Ven a mí,
Míster Lexatín.
Orfidal,
que me siento mal,
muac, muac, muac,
te quiero Prozac,
tran, tran, tran-
xilium, valium vaaaa...

Ven a mí,
Míster Lexatín,
chiquitín,
¿quién te quiere a ti?

(Omitimos el archivo sonoro para conservar el anonimato de audio del autor, que siempre da más misterio)