miércoles, diciembre 31, 2008

FELIZ AÑO NUEVE

Quienes vivimos en estos tiempos hemos tenido ocasión de vivir acontecimientos numerológicos muy especiales: dos años con nombre de rebajas, como el 1995 y el 1999; el cambio de año, siglo y milenio todo en uno - que nunca nos pusimos de acuerdo en si fue del 99 al 2000 o del 2000 al 2001 -; en todo caso, vivimos un número redondo, el 2000, y otro marcado por el cine futurista, el 2001; vinieron dudas de si nombrar a los dosmiles (¿se llamará así esta década? ¿Después de los ochenta y los noventa, los "dosmiles"?) con artículo; tuvimos dos capicúas, el 1991 y el 2002 (habrán de pasar ciento diez años hasta que se produzca una confluencia numérica similar, en el 2112)... Y ahora, no querría por nada del mundo dejar pasar esta oportunidad histórica de hacer una síntesis entre la felicitación del Año Nuevo y el número de éste, así que me desmarco de mi apatía, y lo felicito a mis lectores, más por el chiste que por el detallismo, todo sea dicho. Espero haber sido el primero en darme cuenta de ello.

¡Feliz Año Nueve! O, si lo prefieren, al revés: Feliz dos mil ¡Nuevo!

domingo, diciembre 21, 2008

EL SECRETO DE PARAR PENALTIS Y OTROS SECRETOS

Ayer jugué al fútbol sala, con resultado dispar. Finalmente ganamos, y en lo que a mí respecta defendí el resultado con uñas y dientes en los últimos minutos. Pagaba así el karma de dos cantadas que nos supusieron los dos primeros goles en contra. En mi descargo, debo decir que jugamos con un balón de fútbol, que es más grande y ligero que el de fútbol sala, y cuyo comportamiento físico es distinto. Pero también, todo hay que decirlo, paré un penalti. En esta ocasión, probablemente el tamaño y peso del balón me benefició. En un disparo a puerta, es más difícil de dirigir, coge menos velocidad y es demasiado grande para la portería. Pero lo paré.

¿Y cómo se para un penalti? A lo largo de mi carrera de guardameta, he parado muchas penas máximas. Otras me las han marcado, pero no sería descabellado pensar en un porcentaje de 50/50. 40/60, para asegurar. E incluso 30/70 si lo prefieren. Creo que no es mal resultado. Por eso, me siento autorizado a hablar de mi sistema para pararlos. La cosa consiste únicamente en mantener una postura física de alerta, con la energía concentrada, talones levantados prestos para estirar cualquiera de las dos piernas, y brazos relajados, pero atentos. La vista ha de fijarse en el balón, sólo en el balón y nada más que en el balón, de modo que, en el momento en que éste salga despedido, uno se mueva en dirección a su trayectora para interceptarlo. El mismo método he segido desde mis comienzos en portería de fútbol, más grande.

Ya sé que hay muchos colegas partidarios de la anticipación, que miran las piernas del delantero, la carrera que hace, etcétera, elementos todos con los que te pueden engañar. Ese método es puro azar. Otros, más teóricos, llevarán aprendidas las estadísticas de su contrario: por dónde ha tirado los últimos penaltis, con qué tipo de disparo se siente más seguro... y también se tirarán antes de tiempo, concendiendo una ventaja al contrincante. Las estadísticas tienen valor conclusivo sobre los datos pasados, no adivinatorio de los datos futuros, y el único penalti que cuenta es el que te van a tirar ahora. Es cierto que si uno se tira antes de tiempo, va a llegar más lejos, pero ¿adónde? Si coincides con el balón será por casualidad. También es verdad que al esperar a que el balón salga despedido, es muy posible que lo haga con tanta fuerza y velocidad que no puedas alcanzarlo. De acuerdo, te meterán gol, pero al menos lo habrás intentado correctamente. ¿O acaso no ven el gesto mezclado de rabia y de orgullo del portero que se lanza hacia el balón y no llega a alcanzarlo por apenas unos centímetros? Qué diferente de la retirada vergonzante del arquero que se tiró sin ton ni son para el lado contrario de la pelota. Sí, lectores, con mi sistema no se paran todos los penaltis, pero sí más de los que podría pensarse. Y se paran con la satisfacción de las cosas bien hechas.

Continúo con una curiosidad. Si el deporte es salud, ¿por qué había un dispensador automático de desfibriladores en el polideportivo?

Y termino con un aforismo, que no viene a cuento, pero que se me ha ocurrido:

- El paraíso consiste en aceptar que no hay paraíso.

martes, diciembre 16, 2008

CUENTOS ÚLTIMOS (HIPERBREVES 2)

EL PRÍNCIPE ENCANTADO
- ¡Venga ya! Le dijo la princesa al sapo. ¡Qué vas a ser tú un principe!

CAPERUCITA ROJA
- No me líes - le dijo Caperucita al Lobo cuando éste le propuso lo del atajo.

LA CENICIENTA
... Y sucedió que la hermanastra mayor de Cenicienta calzaba su mismo pie.

BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS
- Esa cara de pena no te va a servir de nada - escupió el cazador poco antes de fusilar a Blancanieves, según encargo expreso de la bella reina, a la que el cazador pensaba camelarse más por ambición que por verdadero amor, aunque, bien pensado, estaba también bastante buena. Más que Blancanieves, porque, no sé por qué, pero es un hecho que las personas un poco perversas provocan un morbo del que carecen por completo las gentes ingenuas, sencillas, simples y pavisosas como Blancanieves.

BLANCANIEVES RELOADED
- ¿Una manzana? No, muchas gracias, no me gustan las manzanas - dijo Blancanieves (lógicamente en una versión distinta de la que acabamos de ver).

LA BELLA Y LA BESTIA
- Papá, sé fuerte, aguanta con la Bestia unos días, mientras veo la manera de sacarte de aquí - dijo Bella, que, además de bella, era muy escrupulosa.

LA BELLA DURMIENTE
El rey no quería problemas, y le encargó la organización del bautizo al Corte Inglés, incluido el envío de invitaciones. Llegaron sus cuatro hermanas, las tres hadas y la bruja. Aunque ahora habrá que cambiarle el título a este cuento.

RAPUNCEL
- ¡Quiero cambio! - dijo Rapuncel al entrar en la peluquería, harta ya de su larga y lacia melena rubia.

Y DOS COMODINES:

1.- Ya no tengo ganas de contar otra vez la misma historia - dijo el narrador

2.- Había una vez... y ya no hubo más.

viernes, diciembre 12, 2008

BLAKI Y EL DETALLISMO

Como cada diciembre, pasada la Inmaculada, he recibido una tarjeta de felicitación de Blaki. No es un christmas al uso, de doble hoja, con una estampa navideña: es una cartulina de color con una caricatura suya, cada año distinta, por un lado, y un mensaje por el otro original, divertido y afectuoso, escrito con letra grande, grandísima, enorme.

Lo conocí en la Segunda Bienal Anual de Humor en Comunidad, mi primer trabajo "serio". ¿Más serio que dar clases particulares de latín? Bueno, digamos que de mayor cuantía. Blaki iba a hacer un número de mimo en la inauguración de la exposición de humor gráfico en el Albéniz, y me encargaron del seguimiento de que todo estuviera preparado en el teatro para la actuación. Básicamente, que el camerino estuviera dispuesto. Corría el año 88. Bueno, en realidad no corría: el tiempo transcurría más despacio por aquel entonces. En diciembre de ese mismo año recibí la primera felicitación navideña de mi nuevo amigo. Y no he dejado de recibirlas desde entonces.

Durante muchos años, le contestaba con otra tarjeta. Es más, aprovechaba el puente de la Inmaculada para escribir y enviar veinte o treinta christmas, todos diferentes, originales y afectuosos, porque era, y me gustaba ser, detallista. No me importaba recibir contestación sólo de algunos de ellos; más me incomodaba, de pronto, recibir una tarjeta hacia el 2 de enero de alguien a quien yo no hubiera felicitado antes. Me pillaba desprevenido, casi sin tiempo para que mi contestación entrara en el periodo navideño. Aparte de que, por supuesto, quedaba patente que era una contestación de compromiso; o sea que, por lo que fuera, no había entrado en mi listado de felicitaciones.

Pero fue pasando el tiempo, y mi detallismo voluntarioso empezó a pesarme. ¿Cuántas tarjetas comprar? ¿Veinte? ¿Menos? ¿Treinta? ¿Más? Valoraba el absurdo estrés de extender o limitar mis felicitaciones y por la posibilidad de incomodar con mi tarjeta a quien no suele escribir y, al contrario, quedar mal con quien sí escribe, pero tú no caíste en él. Algún año tuve dificultad para encontrar momento de comprar tarjetas, o no tuve oportunidad de hacerlo, hasta que finalmente un día renegué definitivamente de este detallismo. Dejé de escribir para sólo contestar, y luego dejé de escribir totalmente para sólo mandar sms... y ahora sólo contesto mensajes en nochebuena, y mando alguno en fin de año. Y así, año tras año, cumplo el rito solemne de quedar mal con el Corte Inglés y con Blaki.

El detallismo parecería una cualidad formal, ordenada, burguesa, como de manual de buenas maneras, y sin embargo, ahora que la tecnología pone a nuestro alcance la felicitación instantánea, casi parece más burgués y más clase media enviar un correo electrónico desde el portátil o un sms por el móvil. Tomarse la molestia de comprar una tarjeta navideña ya es casi un ritual, y dibujarla uno mismo o encargarla a otro amigo dibujante, y mandarla a imprimir para escribir uno a uno a tus amigos y conocidos es un acto personal y artístico, es "ir a la contra", es bohemia, es anarquismo, es humor.

No he vuelto a ver a Blaki desde el estreno en mayo de 1990 de Robin Hood Crusoe, al que tuvo la amabilidad de venir. Pero cada Navidad entra en mi casa su felicitación recordándome que tiene mi nombre en una agenda y que, cuando la abre, se acuerda de mí y me sigue teniendo el mismo aprecio y cariño. Es recíproco, Blaki, aunque no te conteste. Tu tarjeta me hace joven y el trazo firme y generoso de tu caligrafía me dice que tú también lo eres.

Que haya mucha Paz y mucha Alegría en estas fechas, Blaki, y que el 2009 te siga dando tanta energía y buen humor. Muchas gracias por acordarte de los amigos. Un abrazo.

miércoles, diciembre 10, 2008

HIPERBREVE

(Entre estudio de japonés y examen de japonés, Sakura se refirió ayer a la literatura hiperbreve, y recordé que yo había hecho mis pinitos en ese campo, así que decidí compartir mis cuentos con el mundo. Mi primera idea era publicar uno por post, y tener así material para actualizarme durante un par de semanas, pero me parece que no son lo suficientemente buenos para publicarlos en solitario. Tampoco lo suficientemente malos como para desistir de la idea, así que ahí van).

CUENTOS PARA DORMIR A LOS NIÑOS EN UN SEGUNDO
CUENTOS PARA ASUSTAR A LOS NIÑOS
CUENTOS DE LA VIDA MISMA

1.- Había una vez un país tan lejano tan lejano que nunca se supo con certeza dónde estaba, qué pasaba dentro ni qué fue de él. Y a nadie le importó.

2.- Había un rey que tenía tres hijas, y se le murieron las tres.

3.- Había una vez un príncipe tan tímido que besó a la Bella Durmiente en la mejilla y ella nunca despertó.

4.- Había una vez un príncipe tan humano que aceptó dinero de la madrastra de Blancanieves y no fue a salvarla, aunque el castillo que se hizo, bien pensado, mereció la pena.

5.- Había un leñador que tenía tres hijos, pero los tres consiguieron salvar y rescatar a la princesa. Los tres eran igual de buenos, fuertes, guapos y fantásticos, y no tenían mas vicio que el juego... Al final, vivieron la princesa y los tres hermanos, los cuatro, juntos en el mismo castillo, sin casarse ni nada con ninguno. Yo no sé lo que pasaría ahí dentro, una inmoralidad, seguro.

6.- Había un rey que murió. Y nunca más se supo.

7.- Había una niña muy guapa que creció y dejo de ser una niña.

8.- Había un príncipe tan prudente que no se le vio el pelo en ningún cuento.

8'.- Había un príncipe tan prudente que ni lo hubo.

8''.- Había un príncipe tan prudente que no nació.

9.- Había una vez un niño que tenía mucha imaginación. Hasta que creció y dejó de tenerla.

10.- Había una vez un hombre que nació, creció y murió.

11.- Había una vez una bruja... Seguro que la conocéis.

12.- Había una vez una bruja... No, no es ésa en la que estás pensando.

13.- Había una Blancanieves con una lengua tan venenosa que, al morder la manzana, se murió la manzana.

jueves, diciembre 04, 2008

DIARIO DE UN FRIOLERO

Petite Siberia, día 49 del otoño de 2008

Petite Siberia es un lugar donde no hace mucho frío, pero nunca hace calor; donde no hace mucho frío, pero nunca estás bien templado; donde nunca hace mucho frío... pero un poquito sí. Yo trabajo en Petite Siberia.

El otro día me cambié de sitio a un puesto más protegido que estaba desocupado, pero la profundidad de visión era mucho menor, y la sensación de una paradójica corriente quieta de aire frío por debajo de la mesa era la misma, así que he vuelto a mi mesa habitual. Estoy a un lado del pasillo. Por delante de mí tengo toda la sala, el distribuidor y más allá se ve el otro ala. Detrás de mí, sólo otra fila de mesas, y las ventanas, pero allí no termina el pasillo, sino que dobla en ángulo recto en dirección contraria a las mesas y lleva a una salida de emergencia.

Y me pregunto ¿es fumar una emergencia? Porque es aquí adonde salen todos los fumadores de la sala a fumar. No tengo nada en contra, es la salida que tienen más a mano, si bien el lugar presenta algunos inconvenientes para esta actividad que se deberían tener en cuenta: Uno, que la puerta no se puede abrir desde fuera, de modo que, mientras fuman, deben mantener abierta la puerta para poder entrar, con la consiguiente entrada de frío y salida de calor. Dos, que la puerta cierra mal, con la consiguiente entrada de frío y salida de calor.

En los días de viento, se escucha batir a un lado y a otro a esa puerta desencajada en su quicio. Por eso, cuando noto en mis piernas el lento discurrir del frío, me levanto y compruebo si la puerta está bien cerrada. Huele mucho a tabaco la zona, lo que me indica que muchas veces no "se sale" a fumar, sino que se fuma desde dentro. Noventa y nueve de cada cien veces tocas la puerta con el dedo meñique de la mano izquierda y la puerta se desplaza, así que la tengo que cerrar yo, que, según parece, y a pesar de haber sido tradicionalmente una persona poco dotada para habilidades manuales, me he convertido en el único de toda el ala que sabe cerrarla.

Pero el afán didáctico mueve mi vida y he pegado, a ambos lados del cristal, unas sencillas y claras instrucciones, que ahora comparto con el mundo.


Compañeros, el trabajo, como la vida, es un constante juego de superación. Las condiciones actuales nos obligan a un permanente ejercicio de adaptación a los nuevos tiempos. Con creatividad, atención y esfuerzo común podremos superar todos los retos que se nos presenten. Incluso, aunque parezca mentira, el de dejar cerrada esta puerta de emergencia cada vez que volvamos de fumar. Para ello, el departamento de “Esapuertaquehaycorriente”, ha elaborado las siguientes

INSTRUCCIONES PARA CERRAR LA PUERTA:

1. ASIR LA BARRA TRANSVERSAL DE LA PARTE INTERIOR DE LA PUERTA.

2. HACER UN MOVIMIENTO SECO Y ENÉRGICO DE TRACCIÓN (NO DE ARRASTRE), HASTA ESCUCHAR UN CONTUNDENTE “¡BLAM!”.

3. COMPROBAR DE UN VISTAZO EN EL QUICIO DE LA PUERTA QUE NO HAY HOLGURA. SI LA HAY, VOLVER A ABRIR Y REPETIR LOS PASOS 1 Y 2.

4. SI NO HAY HOLGURA APARENTE, CONFIRMAR QUE LA PUERTA ESTÁ FIRME EN SU POSICIÓN DE “CERRADA”, EMPUJANDO SOBRE EL CRISTAL HACIA AFUERA. SI LA PUERTA SE MUEVE, SIGNIFICA QUE NO ESTABA REALMENTE BIEN CERRADA. SE IMPONE, ENTONCES, VOLVER A ABRIR Y REPETIR LOS PASOS 1,2 Y3.

5. SI LA PUERTA NO SE HA MOVIDO DE SU POSICIÓN, SIGNIFICA QUE LA HAS CERRADO BIEN, ¡ENHORABUENA!