sábado, diciembre 29, 2007

FELICITACIONES

El detallismo me ha podido durante mucho tiempo, pero ya no más.
Ya no más pasarme la tarde entera de Nochebuena y de Nochevieja enviando SMS.
Ya sólo contestar los que reciba.
Ya no soy más detallista.
Qué situación incómoda recibir una felicitación anónima en forma de chascarrillo sin que tú móvil reconozca el número remitente. Uno contesta: "Feliz año para ti también... quien seas".
Como cuando, de pequeño, llamaba una tía segunda a tu casa y cuando descolgabas y preguntabas dígame, te decían a bote pronto: "¿Sabes quién soy?". Pues mira, no. Y si yo te llamo a tu casa tampoco sabes quién soy. Abusona, que tú sabes adónde llamas.
Como cuando te asaltan de espaldas y te tapan los ojos preguntando: "¿Quién soy?". "Ni idea, pero no me mates, el dinero está en la cartera."
Te llega una felicitación de una persona del pasado, te alegra, te sorprende, pero, sobre todo, te extraña. Y lo que más te extraña es que aparezca su nombre, que siga registrado en tu agenda.
Después de tanto tiempo, qué frío contestar: Felices Fiestas para ti también.
(Era mi mensaje estándar de contestación el año pasado).
Llamas por teléfono para agradecer el mensaje, felicitarle tú también las fiestas, saber de su vida...
Y te arrepientes justo antes de que te cojan.
El mensaje se agradece, las fiestas se felicitan; su vida, seamos realistas, te interesa tan poco como a ella la tuya...
Y, sin embargo, va y te lo dice.
"A ver si nos vemos".
¡¿Por qué?!
¿A ver si nos vemos qué es?
¿Un brindis al universo para que haga que nos encontremos por casualidad? ¿O es una invitación a quedar? ¿Por qué no decir entonces ¿"nos vemos el domingo"? Bueno, mejor no.
¿O más bien suena a... llámame un día y quedamos?
No.
Te voy a llamar y no vas a poder.
Me vas a llamar otro día y no voy a poder yo.
Y el día que podamos no nos va a apetecer a ninguno.
Si no fuera porque me da pereza llamar a la gente, convocaría una manifestación con el lema. "No al A ver si nos vemos".
Veámonos sólo si nos tenemos que ver.
Llámenme después de quince años para pedirme un favor. No me ofendo. Yo haría lo mismo.
No me llamen para decirme: sólo llamaba para saber de tu vida. A mí no se me ocurriría.

Dos felicitaciones divertidas. Una la he recibido por error. Ha llegado a mi correo electrónico, pero como si fuera dirigida a otra persona: es una animación de unos duendes bailando a quienes se les han puesto las caras de una familia: dos niños, la madre y el padre.

Otra, una foto del auténtico portal de Belén (Esteban, en este caso).

Estas navidades me ha felicitado poquita gente.
Lo estoy consiguiendo. Desaparezco poco a poco.
Se entiende, si recordamos mi mensaje estándar de contestación.
(Y, desde luego, si mis notas de entrada en mi blog tienen que servir como fe de vida, se diría que estoy en coma).
Claro que espérate a Nochevieja, que yo creo que la gente es más de felicitarse el Año.
Por favor, firménme las felicitaciones, por si acaso.

2+0+0+8 = 10
1+0= 1
2008: Año 1 de la nueva era.
Que sean ustedes buenos para el 2008