sábado, diciembre 16, 2006

NAVIDADES

En estas fechas de invierno, las calles del centro se llenan de luces y de colores, de gente abrigada mirando escaparates, de puestos de belenes y de cuernos de reno para ponerse en la cabeza, de villancicos y reguetones a todo volumen, de cursilería y horterada a partes iguales... La ciudad se convierte toda ella de pronto en un Todo a Cien. En Navidades, cuando el sol se pone, no atardece. Aturdece.

lunes, diciembre 11, 2006

LO PEOR QUE TE PUEDE PASAR EN LA VIDA

Modestia aparte, creo que tengo mi vena trágica bastante controlada, y no suelo ponerme demasiado intenso cuando me ponen una multa, pillo un constipado o me quedo sin trabajo, pero conozco gente que a menudo siente la tentación de dramatizar (incluso cae en ella) cuando le suceden cosas malas o incluso simplemente regulares. Vamos, cuando las cosas no salen como ellos querían, que a veces es lo mejor que le puede pasar a uno.

Hoy creo que he descubierto qué es lo peor que le puede pasar a uno en la vida. Lo peor que le puede pasar a una persona es... (si esto fuera una película, aquí soltaría un estertor y moriría). En realidad, lo peor que le puede pasar a uno no creo que sea en la vida, sino después.

Me explico. Es difícil, casi imposible, ya sabemos, llevarse bien con todo el mundo y caerle bien a todos. Lo que te acerca a unos, te aleja de otros, y así. Eso es inevitable. Como tampoco depende de uno que, de pronto, alguien te envidie. Por lo que sea. Por un dudoso talento, por un golpe de fortuna, merecido o inmerecido, pero deseable. Esas pequeñas antipatías y ojerizas son el pan nuestro de cada día de las relaciones humanas. Pero de ahí al odio hay un paso largo. El odio real, el odio en serio, no lo despliega uno tan alegremente hacia nadie sólo porque se le haya colado en la frutería, por ejemplo. Para eso ya hay que hacer méritos. O deméritos, más bien. En fin, llamadme Cándido, pero creo que realmente no es complicado evitar el odio de los demás. Es más, existen barreras que el odio normalmente no consigue traspasar. Se odia más fácilmente al fuerte que al débil, al rico que al pobre, al sano que al enfermo. Tu enemigo más odiado sufre un revés, y de pronto sientes lástima por él. Y entre todas las barreras, las más grande, la más insalvable es la de la muerte. El odio persigue al vivo, pero cuando éste muere, se para y le deja ir. ¿Qué clase de barrabasadas debe hacer una persona para que, después de muerta, se la siga odiando? Pues también sucede. Hoy lo he visto, quizá por primera vez, y me ha impresionado.

Lo peor que te puede pasar en la vida es que la gente se alegre de tu muerte.

jueves, diciembre 07, 2006

ESCENAS DE LA TELE

A menudo los guionistas nos sentimos tentados a titular nuestros episodios para televisión con referencias a novelas o películas conocidas. En nuestro programa, decidimos hace tiempo dejar de hacerlo. Ahora, de pronto, escribo un episodio con el título "Déjà vu", y a la semana siguiente empiezo a ver en televisión promociones de una película que se llama precisamente así: "Déjà vu". Esta vez me he adelantado. Por lo que he leído, poco tienen que ver ambos deyavís.

La reina del periodismo, la libertad y la modernidad no deja hablar a sus invitados si no piensan como ella piensa que se debe pensar. No me cae bien este joven perilludo, pedante y malhablado, que va de provocador. Se trabuca, habla rápido y alambicado y uno pierde el hilo de su argumento. Él también. Si la periodista le dejase terminar las frases, él solo se ahorcaría. Pero es dura y cortante, y acaba consiguiendo que el concursante nos dé pena.

Un periodista de programa rosa (más bien "colorada"), hace una proclama pública porque les han censurado un reportaje. Dice, textualmente: "Se puede estar de acuerdo y no se puede estar de acuerdo". ¿Cómo funciona la cabeza de una persona que piensa que una cosa es posible e imposible a la vez? Evidentemente, lo que quiere decir es que "se puede estar de acuerdo y se puede no estar de acuerdo". Eso sí. Los noes hay que saberlos poner en su sitio. Primero hay que entrar en el terreno de las posibilidades, donde hay muchas, entre ellas estar de acuerdo y no estarlo. Pero lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.

Patética, por otro lado, la movilización por la censura de un reportaje absolutamente innecesario sobre las supuestas infidelidades de un hombre famoso, pero poco, ya fallecido, con su mujer famosa y muy famosa, y también fallecida. Apenas unas horas antes de emitirse el reportaje, el juez ha suspendido cautelarmente la emisión por una denuncia. Se queja el periodista de que lo haga sin haber visto el documento. Me parece lógico. Si no le da tiempo, lo primero es evitar el posible daño. Luego, cuando reciba la cinta, la verá con tiempo, y se decidirá a secuestrar definitivamente el reportaje o levantar la suspensión. Normal. A lo mejor piensa el presentador que un reportaje "No se puede emitir, pero se puede emitir". En ese caso, tiene toda la razón. Y no la tiene.