En estas fechas de invierno, las calles del centro se llenan de luces y de colores, de gente abrigada mirando escaparates, de puestos de belenes y de cuernos de reno para ponerse en la cabeza, de villancicos y reguetones a todo volumen, de cursilería y horterada a partes iguales... La ciudad se convierte toda ella de pronto en un Todo a Cien. En Navidades, cuando el sol se pone, no atardece. Aturdece.
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