martes, mayo 02, 2006

MI QUERIDA

Todos queremos a la nuestra, y los que no la tienen se esfuerzan en conseguirla. Y qué cara nos sale a todos. ¿Por qué nos empeñamos siempre en ponerles un piso?

A veces me enorgullezco,
como de un hijo, de ti.
En mantenerte me empeño,
pensando en ti yo me crezco,
y por ti me siento dueño.
Ya, dueño yo... ¡Tararí!

Ya soy mayor, responsable,
le doy vida a una criatura...
¡Doy vida a una sanguijuela
que me va a chupar la sangre
y que, de casa, me jura,
no se irá hasta que se muera!

A una criatura doy vida
y ella me la quita a mí.
Le debo lo que me pida;
sin buscarlo, soy su siervo.
Es absurdo, y es así.
Ya dice el refrán... ¡cría cuervos!

Me miro y no te merezco;
no es que a tu altura no esté
o sea poco lo que ofrezco,
no es que piense que yo apesto
es que no imagino qué
haya podido hacer yo para merecer esto.

¿Cómo, di, te las arreglas?
Yo tengo más albedrío
y tengo más libertad.
A ti todo te da igual,
no discutes lo que es mío...
pero tú pones las reglas.

Eres mi eterno retorno,
puntual, simple y sin adorno,
que pide siempre su pan,
aunque no sea mucho plan,
aunque yo esté como un flan...
y aunque no haya puesto el horno.

Eres mi eterno retoño;
en verano y en invierno,
en primavera y otoño,
tú eres mi cielo y mi infierno,
mi carga, mi cruz, mi karma,
mi ensordecedora alarma...

Eres lo que no se ve
ni se oye ni se toca,
pero se sabe que está;
y aunque no eres un bebé
ni crees que soy tu mamá,
me saca el jugo tu boca.

Multiplicación de peces,
milagro en forma de ripio:
siempre te creces con creces,
siendo constante tu cobro,
al final serás el doble
de lo que fuiste al principio.

Tú mi espada de Damocles,
pendiendo sobre mis bucles;
tu reino es el del terror.
Si me vences, la debacle,
y, si no, tan sólo un chicle
masticado y sin sabor.

Del círculo cuadratura
se sabe que no es posible,
¿cómo es que, entonces, criatura,
puedes sentirte tan libre
de emplear tus malas artes
y al alza redondearte?

Si al alza te haces redonda,
las cuentas no son cuadradas.
Juega la ley con espadas,
pero tú pintas en bastos,
y dejas monda y lironda
la hierba de nuestros pastos.

Aunque voy detrás de ti
y voy con la lengua fuera,
y bailo al son que me tocas,
tú no me dejas vivir,
y yo quiero que te mueras;
oye lo que me provocas:

Estoy en deuda contigo,
y - esto te sorprenderá -
conmigo lo estás también;
yo te aguanto, y si no, ¿quién
iba a quererte aceptar?
¡Si tú no tienes amigos!

Compartiremos la casa,
pero tú me caes fatal.
La convivencia es letal,
lo digo sin disimulo.
Eres un grano en el culo
y tu existencia me abrasa.

Si se salva el que nos ama
y el que odia es el que peca,
no miente, pues, quien me llama,
sin dudarlo, pecador.
Odio porque soy deudor,
y te odio a ti, hipoteca.

Nunca seremos iguales
ni nuestra relación sana:
yo podré ponerte verde
y dudar de lo que vales,
que al final seré quien pierde,
pues la banca siempre gana.

No tiene cuerpo; es ficticia,
pero me lleva y me trae,
y si con su nuevo TAE
por casualidad me asfixia,
¡eso no será noticia!
Yo seré uno más que cae.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajaja… muy bueno. Hay que tener valor y condiciones físicas (como por ejemplo, jugar de portero vestido de esgrimista) para hacerle una poesía tan larga y tan fina a la hipoteca.

En una primera lectura rápida pensé que estaba en una película de Alfredo Landa cuando un señor de Bilbao le ponía casa en Madrid a su querida. Pero me dije que no podía ser, que eso ya no existe, creo. Al señor de Bilbao se le apagaron hace tiempo los Altos Hornos y las queridas ahora son rumanas y no saben hacer el papel. Pero en una segunda lectura ya me caí del caballo y vi la luz:
“Lo digo sin disimulo, eres un grano en el culo”.

El Autor dijo...

Hay ciertos temas que, de tanto que me indignan, no puedo detenerme a pensar en ellos ni un segundo. George Bush, Josema "Ansar" y la hipoteca son posiblemente los tres que ocupan el puesto de (dudoso) honor en ese ranking.

Para mi el mérito de la poesía no está en el ingenio que demuestra, si no en el aguante mental de pensar y pensar en la hipoteca y no acabar lanzando el ordenador por la ventana.

Aunque yo no me puedo quejar. Ya me queda menos para deshacerme de la mia, jeje. Treinta y nueve añitos más y... ¡Libre!

Vicisitud y Sordidez dijo...

Vincular la hipoteca y el destape me parece una terapia adecuadísima. Enhorabuena, tu culto a la rima (que, curiosamente, Battiato descuida en español pero no en italano, como en "É vero que sul mar nero") te lleva al olimpo del nachocanismo ("...Mario Postigo mientras su esposa es testigo"). Y, de verdad, te lo digo con admiración. Tienes un fans de tus poemas. ¡Quiero más!

Y otra cosa, quiero que alguien sensible como tú se asome a los abismos que pueda guardar su mundo interior. Por favor, pásate por mi blog y dime que puntuación has sacado en el test Cosmopolitan para saber si eres un cock-rocker.

Sí, ya sé que tú rechazarás el cockrockismo, pero tu ello, reprimido por el superyo tiene su miga. Que te lo diga Susana...

Anónimo dijo...

Me aburrroooo!!!

Pon algo, hombre!

Marcos Andión dijo...

¡Chapeau! Tiene los tiempos y la intriga de una película de Hithckoc, el gusto por el ripio divertido del mejor Muñoz Seca, y su presentación, bañado en ingenio, me sorprendió.
Me encantó notar que te ibas empalmando, verso a verso, y no te apetecía nada terminarla. Te lo has pasado bien, y se nota: "siempre te creces con creces" es un hallazgo en ese contexto. Lo usaré cuando encaje (con tu permiso, naturalmente).
En fin, que comence´pensando que había dado con otro aficionado al ripio que abría su espíritu dejándose arrebatar por la poesía; seguí un par de estrofas por curiosidad...y me quedé enganchado y completamente indefenso ante el evento.
Y no te olvides de que no se consigue divertir a nadie si uno no transmite que se está divirtiendo. Y, de coña, de coña, se cuelan más cosas que con el Libro Gordo de Petete. Y también se recuerdan mejor las cosas divertidas que las plastas. Aunque tiene que haber de todo.
Bueno, que yo me empalmo por todo y luego se me pasa lo de terminar. Aprovecho ahora que me acordé. Estás en la onda, Álvaro.