viernes, mayo 19, 2006

¿CUÁNDO TERMINA EL PASADO?

El pasado ha pasado y lo único que existe es el presente, pero el presente también pasa y el pasado, a veces, se hace presente.

Aunque hoy precisamente sí me he encontrado con una persona conocida (la conocía poco, esa es la verdad), mi característica encontradiza de que a veces alardeo lleva un tiempo de capa caída. Últimamente cuando camino por la calle o en el metro no se me da con la misma frecuencia eso de encontrarme con amigos, familiares, amigos de amigos, amigos de familiares, familiares de amigos, profesores, condiscípulos, compañeros de trabajo, jefes u otros conocidos de diversa índole. En compensación, se me presentan dos tipos distintos de encuentros:
- En un blog, encuentro (o me encuentran) de forma inopinada personas desconocidas que de otra manera hubiera sido difícil encontrarme en la vida.
- Suena el teléfono, y alguien del pasado vuelve a hacerse presente. Esto segundo me ha sucedido tres veces en lo que va de mes. Qué digo tres; hasta cuatro (O cinco, si tomamos un mail recibido hace más tiempo).

El primero se presentó precisamente como un "vestigio de mi pasado", lo cual así dicho da un poco de susto. Era un antiguo compañero de trabajo. Calculamos que haría unos catorce años desde que trabajamos juntos por última vez. Alguna vez nos habíamos visto en pasillos de Antena 3, pero aunque conservamos la estima profesional el uno del otro y un cierto sentimiento de cercanía, no era una amistad que hubiéramos cultivado. Me llamaba para pedir mi opinión sobre un proyecto de televisión. Dejo aparte el halago y la extrañeza por sentirme buscado como punto de referencia. De salir adelante el proyecto, necesitaría una persona que hiciera un trabajo similar a algo que yo, en su día, hice en ese programa que compartimos. Eso puede explicar la llamada. Y la verdad es que sería divertido.

Curioso es que este amigo es muy amigo de unos conocidos míos, y sin embargo no nos relacionó y removió Roma con Santiago para encontrar mi teléfono. Es agradable saber que en algún lugar entre estas ciudades el número de abonado de uno puede ser localizado. No estamos tan perdidos.

Otra llamada, una humorista cuentachistes y también actriz que intervino como tal en el concurso de chistes de más repercusión en que he participado. De este programa hace menos tiempo (unos doce años), pero hemos coincidido más veces, y había sabido que andaba tratando de vender un proyecto de ficción. Y en eso anda, y por eso también me buscaba: para que le echara un vistazo y lo puliera (Me maravilla la imagen que los demás se crean sobre uno). En todo caso, no dispongo de tiempo para ello, así que no acepté el encargo.

Otro: mi primo. Uno tiene muchos primos, pero siempre hay uno de edad coincidente (o casi). En mi caso, son dos. Ambos nacieron un año después que yo, y con dos días de diferencia (entre ellos), pero uno vivía en el norte (y ahora en el sur) y no nos hemos visto nunca con demasiada asiduidad. Así pues, si digo mi primo es Guillermo. Desde los tiempos de la adolescencia empezamos a distanciarnos y a tener otros amigos y otras vidas, y tampoco hemos cultivado la amistad. ¿Cuánto tiempo podía hacer que no nos veíamos? Igual dos años, a lo tonto. De ahí la sorpresa. Sí habíamos tenido entre medias un par de encuentros "desencontrados". Por un azar desconocido compartimos el mismo homeópata (o sea, que al final, no nos diferenciamos tanto), y una vez estando él en consulta, por otro azar, salió mi ficha en el ordenador y él vio mi nombre. Como si hubiera visto un fantasma. Recientemente, a mí me pasó parecido: estando en consulta yo, su ficha estaba sobre la mesa. Se ve que en ambas ocasiones los dos fuimos el mismo día, pero a distintas horas. Si eso tenía que significar algo, mi primo fue quien recogió el testigo y me invitó a su cumpleaños el sábado pasado. Conocí su casa en el campo y a sus niños, a quienes tampoco había visto apenas. (Tuvimos hace tiempo otro encuentro similar, cuando una amigo me mandó un correo masivo y, entre las direcciones de los destinatarios, vi su nombre y apellido: era él. Y sí, soy un cotilla, que leo los nombres de los destinatarios de los correos que recibo; ¿cómo, si no, va uno a encontrarse con tanta gente).

Más. Siguiendo con cumpleaños. Rosa y Carlos, mis dos primeros compañeros de trabajo (años 88-92, más o menos). Rosa cumple el 15 de mayo, fecha señalada y fácil de recordar. El domingo me acordé y pensé en llamarla al día siguiente. Vano propósito: se pasó el día sin volverme a aparecer la idea. Pero por la noche suena mi teléfono, y es Carlos. Se ha acordado también y la ha llamado, no está en casa y le ha dejado un mensaje en el contestador, y, ya que se ha puesto, ha dicho: pues voy a llamar a Álvaro. Y nos ponemos al día el uno del otro (lo mío es rápido, la verdad). Después se me ocurre llamar a Rosa, que ya ha llegado, y cierro el círculo, no sin reconocerle el mérito del recuerdo a Carlos, que no me gusta colgarme las medallas de otros.

No creo que ninguno de estos encuentros vayan a tener excesiva significación en mi vida ni que le aporten un nuevo rumbo, aunque quién sabe. En todo caso, se da uno cuenta de que su pasado empieza a tener una cierta longitud, una cierta consistencia, y que nunca sabes por dónde te va a salir. Y puesto que cualquier persona que haya aparecido en tu vida puede volver a salir, más vale estar a bien con todos, por la cosa del karma (que en español traducimos como "no la hagas y no la temas"). Sed buenos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué es lo que fué? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará: y nada hay nuevo debajo del sol.

Álvaro dijo...

Desde luego, que el tiempo puede ser circular, y que uno vuelva a pasar una y mil veces por el mismo punto, pero quiero creer en que es posible evolucionar, dar saltos cualitativos, de modo que la representación de ese tiempo sería más bien una espiral: pasas por el mismo punto, pero a otro nivel.

Meritxell2000 dijo...

Qué interesante todo lo que has contado de las casualidades, los encuentros fortuitos... Yo, ahora mismo, estoy rememorando qué persona ha vuelto a aparecer en mi vida. Ya me has dado tema de conversación conmigo misma.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Qué casualidad-causalidad, hoy he encontrado la palabra Karma es dos blog: en el tuyo y en el de Humoradas. ¿Querrá decir algo esto?

Álvaro dijo...

Liuva, ahora que dices lo del karma, una noche, zapeando en casa (antes de empezar con el blog) sucedió que, en apenas diez minutos, en dos programas diferentes (un informativo y un programa de humor), dos personas mencionaron "la guerra de los seis días", en contextos distintos con distinta intención y sin que estuviera de actualidad por ningún motivo. Ya ves.

Y en cuanto a lo que dices tú, Txopsuey... ¿sí? ¿quién nos ha nombrado, por qué, por qué, qué han dicho?