miércoles, mayo 01, 2013

CURRICULUM DEMANDARUM LABORIS

Hoy, día del trabajo, y con objeto de hacer constar lo activa que es mi búsqueda de empleo, rescato las demandas que a lo largo de los últimos meses he ido publicando en facebook con bastante éxito de crítica y público y bastante poco de empresas o particulares contratantes. Así, el 15 de enero, renovaba la publicación de mi primera demanda de septiembre, ofreciéndome para el trabajo en el que más experiencia tengo:



"Caballero guionista de mediana edad, educado, universitario, amante de las buenas letras y el humor, busca productora o cadena de televisión afín, de contrato agradable, para posible relación laboral seria o lo que surja".


Habida cuenta de que quizás mis más de veinte años de experiencia en el medio pueden no significar mucho e incluso asustar a un posible contratante, el 17 de enero me puse lúdico y apelé a mis principales valores diferenciales y a algunas facultades descubiertas recientemente. El mensaje es: no contrata usted un guionista, me contrata a mí.


"Actualizo mi demanda de empleo con nuevos datos:

Veterano guionista con conocimientos de latín, porte aristocrático y buena conversación se ofrece como trompetista sin trompeta para animación de oficinas y fiestas de borrachos, figuraciones con frase en series de época o guardar silencio en una esquina. Abstenerse baterías: no hago duetos."



Soy consciente de haber desterrado la modestia de mi pauta de comportamiento en esta demanda, pero aunque soy novato en esto de la auto-venta, tengo entendido que es positivo un cierto alarde de facultades. No obstante, los datos aportados en esta y en todas las demandas son rigurosamente ciertos. Mi latín no es como para mantener una conversación con el Papa Francisco, pero conozco unas cuantas locuciones, frases de sabiduría e incluso poemitas. Lo de la trompeta parecerá pintoresco, pero es así. De hecho, en el auditorio adecuado con la acústica apropiada y una oportuna resonancia doy bastante el pego. Ese lugar son los pasillos del metro. En cuanto a la figuración, la ejercí en mis últimos trabajos de guionista, y aunque no es para estar orgulloso, el hecho es que suscité gran simpatía entre los aficionados al programa, a pesar de negarme siempre a hacerme una foto con nadie.


En todo caso, creo que ya estaba dejando claras mi flexibilidad laboral y mi posición abierta ante un posible cambio de actividad, pero el 23 de enero di un paso más, ofreciéndome incluso a un giro radical y a abandonar los teclados qwerty por el volante.


"Reputado guionista de dilatada experiencia con carné de conducir y vehículo propio se ofrece para el transporte a baja velocidad de personas sin prisa, con servicio de empatía, asentimiento y concesión de la razón para indignaciones de toda índole."


Y para avalar este ofrecimiento, ofrezco documentación: Permiso de Conducción del Reino de España tipo B expedido el 21-01-1988. Y que es cierto que me gusta respetar los límites de velocidad y que tengo cierta tolerancia para conversar con miss Daisy, que es el target al que me puedo dirigir con estas velocidades.


Aprovecho, por cierto, la ocasión, para renovar mi agradecimiento a Gonzalo, el benefactor que me cedió graciosamente su coche al que tanto provecho estoy sacando para el traslado propio y de otras personas. Como no sé si prefiere mantenerse en el anonimato o si, al contrario, no nombrarlo es negarle el reconocimiento, he optado por la solución de decir su nombre sin apellido.


Visto, en todo caso, que me estaba alejando de mis territorios conocidos, reparé en mi campo de conocimiento, aunque no de experiencia profesional: la lengua. ¡Qué narices!, me dije, ¡si una de mis posibles escapatorias profesionales siempre ha sido la de dar clases de español a extranjeros! Ofrezcámonos al mercado. Y el 1 de febrero, publiqué:


"Lingüista universitario, maduro y educado, con alto dominio del español, certera intuición gramatical y formación específica en la enseñanza del idioma a extranjeros ofrécese como tutor de exóticos fichajes deportivos, preferiblemente millonarios. También modelos del este."


Y por titulación no será, que tengo un Certificado Universitario del Curso de Formación de Profesores de Español como lengua extranjera, expedido por International House Madrid y la Universidad de Barcelona Virtual, en agosto de 2003. Bien es cierto que nunca he ejercido la profesión, pero a cambio puedo sacar la carta de mi licenciatura en Filología Hispánica, en la rama de Lingüística, por la Universidad Complutense de Madrid, en 1990.


Si alguno quiere reprocharme un cierto elitismo a la hora de escoger a mi clientela, se lo puedo aceptar, pero es una cuestión pragmática: necesitaría dar muchas menos horas de clase para sacarme un sueldo. Y si el día de mañana puedo vivir sin dinero, no tendría inconveniente en prestarme voluntario para ilustrar a inmigrantes sin recursos.


El 8 de febrero, volvía a llamar a la tele, reinterpretando mi posible función en este medio. Al igual que dije anteriormente, mis posibles contratantes tienen que saber que no contratan simplemente un guionista: me contratan a mí.


"Distinguido guionista veterano prestaría su carismática presencia y apellido compuesto para aportar dignidad y lustre a producciones audiovisuales de cualquier calibre. También desde casa."


Era una manera de llamar la atención a posibles programas de medio pelo que tuvieran ciertas reservas para convocar a sus filas a una persona como yo. No pasa nada si es así, probablemente su programa no sea la ilusión de mi vida, pero es también muy probable que en los casi veinticinco años que llevo trabajando (menos los periodos de paro, claro) haya hecho cosas peores o me hayan pagado menos.

Para mi siguiente demanda, cambié el foco. Mi reciente afición por el dibujo, y el descubrimiento de las sesiones de modelo al natural pusieron ante mis ojos otra forma de trabajo que, aunque es muy expuesta, aparentemente no requiere una formación específica. ¿Y no podría hacer yo eso? El caso es que me veo bien. Por eso, el 22 de febrero, me lié la manta a la cabeza y me tiré a la piscina.

Tendré que publicar una nueva demanda de empleo para que no se diga que no lo busco activamente:

Caballero longuilíneo de interesante figura entrenado en el estatismo y el silencio con un repertorio corto de posturas estables y poco exigentes aparcaría su natural sentido del ridículo para posar como modelo de dibujo y pintura en talleres de alumnado desconocido con al menos tres grados de separación. También pongo comas." 

Poco puedo decir que no dijera en mi mensaje. Quizá que en un alarde de arrojo podría animarme a posar ante un alumnado desconocido con tan sólo dos grados de separación. El caso es que aunque me atrae el reto, tengo cierta reticencia a descubrir en mí a un Míster Hide exhibicionista que pudiera traerme problemas en la mitad restante de mi vida.

Sin embargo, la idea me recuerda a las palabras del filósofo: "Omnia mea mecum porto". Todas mis cosas las llevo conmigo. (Para más información, les remito a una página que acabo de encontrar y que lo explica bien http://www.citas-latinas.com.ar/2010/01/omnia-mea-mecum-porto.htm). El no necesitar para trabajar nada más que lo puesto (en realidad ni eso), me daría una gran libertad de acción, pues podría desempeñar mi labor en cualquier lugar del mundo.

Por otro lado, habiendo conocido ya a un profesional de larga carrera y a recién llegados procedentes del mundo de la danza, y siendo consciente de mis grandes limitaciones de elasticidad muscular, también admito que a lo más que podría aspirar es a modelo de segunda fila. Pero ¿acaso hay mayor prueba de humildad en un trabajo que presentarse uno tal cual es... y ni siquiera ser demasiado bueno en eso?

Animado por esta nueva apertura de pensamiento y quizá motivado por el espíritu de Carnaval, volví a apelar a mis conocimientos, en este caso carnales, el 28 de febrero (en que, según mis cálculos, ya estaríamos en Cuaresma, qué díscolo).

"Caballero guionista con titulación demostrable en técnicas de quiromasaje en academia nacional de nombre exótico y con más de veinte años de experiencia en digitopresión de teclados de ordenador ofrécese a cambiar su superficie de trabajo por espaldas, cuellos y extremidades de mujeres estresadas sin lesiones comprometidas. Curiosas no abstenerse; viciosas sí. También retratos al natural de resultado incierto."

Y se preguntarán ustedes: ¿Titulación demostrable? Pues sí señores. Thuban corporación (que aunque parezca el nombre de una institución sectaria es una academia de terapias alternativas) me otorgó un Diploma el 30 de junio de 2003 por mis 144 horas lectivas estudiando el aparato locomotor de la anatomía en forma teórica y práctica, estudios que cursé también con la idea de tener una profesión portátil desempeñable en cualquier lugar y circunstancia. No la he cultivado mucho, esa es la verdad, pero esto es como montar en bicicleta... que tampoco monto. Soy una cajita de sorpresas, ¿a que sí? Además, cuento con camilla propia bien escondida en mi casa.

Mientras el trabajo llegaba o no llegaba, he empezado a desarrollar una labor lúdica y artísitca que me está proporcionando grandes satisfacciones (y espero que también a alguno de ustedes), y por ello en mis mejores sueños concebí la posibilidad de vivir haciendo lo que estoy haciendo ahora mismo. ¿Y vivir del aire? He ahí el problema. Pero no hay que descartar nada, así que, por pedir que no quede. Y lo pedí el 7 de marzo.

"Indisciplinado artista multidisciplinar educado, austero y agradecido aceptaría mecenazgo de fundaciones culturales o benefactores particulares para llevar adelante una vida sencilla, tranquila y lúdica con la que dar buen ejemplo a las generaciones venideras. O también puedo ponerme a trabajar, lo primero que salga."

La callada por respuesta. El 13 de marzo debí de tener un acceso de angustia. Es mi demanda más desesperada. No estoy orgulloso de ello.

"Estoy tan indignado con el mercado de trabajo, que le voy a poner una demanda. Esta vez, sencillita:

Guionista con experiencia se ofrece para trabajar."
Y en la línea donjuanesca del "clamé al cielo y no me oyó", pero con una elaboración más literaria, retomando la dignidad y la elegancia del hombre que lo vive todo como juego, me atreví a dirigirme al propio mercado de trabajo, cara a cara, con una carta que ha tenido mucha aceptación entre mis seguidores de facebook. Esto fue el 16 de abril:

"Querido mercado de trabajo:

Nos hemos tomado un tiempo. Que no era yo, que eras tú... En ese tiempo, no te engaño, yo he conocido al paro, y tiene sus cosas buenas, pero no me da lo mismo que tú, y siempre parece que tengo que poner yo más de mi parte. Tú me llenabas más (el bolsillo, se entiende).

¿Por qué no lo volvemos a intentar una temporadita, a ver qué pasa?

Un cordial saludo.

Álvaro

(Igual me recuerdas más por mi número de afiliado a la Seguridad Social, pero no me lo sé de memoria)". 

Y unos días después, el 26 de abril, la que hasta ahora es mi última demanda de trabajo, la más disparatada, un chiste, una humorada sin más, basándome en la dificultad para el manejo preciso en pintura de las técnicas líquidas en general y de la tinta en particular.

"¡Acabo de caer en otra salida para mi estancada vida laboral! Ahí va mi demanda: Artista novel especializado en tinta negra y borrón ofrece dibujos mudos a la comunidad psicoanalítica para su utilización como nuevos tests de Rorschach. O como retratos. Interesados contactar en esta página o en www.lapizdequintintas.blogspot.com. 

También explico los chistes." 

La alusión a mi blog de chistes es, claro está, una velada forma de reinvindicarme como humorista gráfico. De nuevo cuño, sí. Con solo dos meses de experiencia, pero creo que con suficiente calidad de contenido y un interesante dibujo de vocación artística. 

Tampoco, por supuesto, es momento de omitir mis dotes literarias para el espejismo, esa observación de la realidad entre el cielo y la tierra, entre lo metafísico y lo costumbrista, en con la que tanto disfrutamos los tres o cuatro que me leéis y yo mismo escribiendo esta columna de prensa que nadie me encargó nunca y que me he tenido que crear para mis juegos. 

Para ambas cosas, pues, viñetista y columnista, una u otra o las dos, me ofrezco desde aquí a cualquier medio de comunicación, en estos momentos en que la prensa escrita está en plena expansión. ¿O me he enterado mal? 

Este larguísimo "curriculum" solo puede terminar de una manera, que es abusar de la confianza de mis lectores e involucrarles directamente, con la consigna más utilizada en el mundo del guion, el santo y seña con el que un guionista se descubre ante los suyos (no hagan uso de ella, se lo ruego), y que dice así:

"Oye, si sabes de algo, dímelo".

Pues eso.

2 comentarios:

lover dijo...

Desde luego, nadie podrá decir que no lo hayas intentado todo... ¡Ánimo!

Álvaro López de Quintana dijo...

Me falta una cosa por comentar, y es que envié al Banco de Santander mi dossier de placas con faltas de ortografía, ofreciéndome a corregirles todas las de Madrid, España o el mundo. No he tenido ninguna contestación ni agradecimiento, pero sé que han llegado porque el otro día me encontré cinco de ellas cambiadas, y aunque las fotos de algunas de ellas las había hecho hace un par de años, cuando mandé el dossier comprobé que seguían igual. ¿Casualidad? Yo creo que no. Haré un pequeño post sobre este incidente. Gracias, Amador.