viernes, mayo 24, 2013

LO QUE DA DE SÍ UN DÍA

NO SÉ
 
Eso dije: No sé. No supe qué contestar ante una pregunta tan sencilla, y no es que me haya vuelto tonto, que también puede ser, sino más bien que me entontece la vida. ¿Y qué pregunta fue esa, que dices tan fácil pero tan difícil? Una que me hizo una conocida. Mía y de todos ustedes, porque es famosa. ¿Conoces a famosos? Sí, conozco a famosos, ¿no ves que he trabajado en la tele? Y así llegamos a la pregunta que me hizo esta rubia espectacular de ojos azules: ¿Sigues en tele? Y allí me quedé en blanco. ¿Sí? La verdad es que en ningún momento he decidido nada en contra, o sea que sí, pero lo cierto es que ahora mismo no estoy trabajando en la tele, o sea que no. A lo mejor no sigo y no me he enterado. O a lo mejor seguir o no seguir es sólo una cuestión de sentimiento. En cuyo caso, ¿sigo en la tele? No sé.
 
¡PRINGAO!
 
Esto fue el lunes, cuando volvía a casa de paseo. Hacienda me había dado cita para hacerme la declaración de la renta en una oficina situada en el barrio más noble de Madrid. Y al salir, después de que la gestora asignada me confirmara que sí, que después de pasarme medio año en paro, aún me tocaba pagar, sentí en mi cogote las miradas divertidas de los ricos residentes del barrio observándome con prismáticos desde sus balcones, terrazas y áticos, que se reían calladamente mientras pensaban para sí: ¡Ahí va otro pringado! Y lo cierto es que coincido con ellos.
 
LA MEJOR TARTA DE CHOCOLATE DEL MUNDO
 
Quise luego aprovechar la mañana, pero los museos se habían confabulado para cerrar en lunes o abrir dos horas más tarde, así que escapé del lugar caminando, ahorrándome el metro sólo por fastidiar. Y por descubrir lugares nuevos, como La Mejor Tarta de Chocolate del Mundo. Se llama así la tienda, y con ese nombre dan ganas de probarla. O Melhor Bolo de Chocolate do Mondo nació en Lisboa hace 20 años, está en Brasil y Estados Unidos, y finalmente ha llegado a Madrid y Sevilla. ¿Ven por qué es interesante hacer un AVE Lisboa-Madrid?
 
La verdad es que la estrategia empresarial es clara: la especialización. "Sólo hacemos una cosa, y en eso somos los mejores del mundo". Y al tratarse de algo tan subjetivo como el sentido del gusto, no es desmentible. Lo cierto es que dedicándose sólo a hacer una tarta de chocolate, el nombre del negocio tenía que tener pegada. No hubieran llegado muy lejos con "Una tarta de chocolate que no está mal".
 
La monopastelería ni siquiera da a la calle: hay que cruzar un patio de una vivienda para llegar, lo que, aunque parece malo, puede ser hasta bueno, porque uno llega con un nosequé de aventurero que ha descubierto un secreto y alcanzado un lugar mágico semiclandestino. Eché un falta que me pidieran un santo y seña, pero igualmente yo no les pedí ninguna tarta, sólo información. Me llevé una tarjetita muy chic. Hela aquí:



 
 
LA TARJETA POP
 
Y la tarjetita chic me hace recordar una tarjetita pop que recogí hace semanas en la ventanilla de mi coche, y que anunciaba otro negocio diferente con otra gran estrategia de marketing. Sobre un fondo de color rosa díez, una foto que parece un dibujo de una joven sonriente que parece estar pasándoselo bien. Tiene una melena yeyé, y al primer golpe de vista uno diría que está bailando. En la esquina superior izquierda hay un círculo en color verde oscuro que encierra a otro círculo excéntrico más pequeño en un tono de verde diferente, ácido, y sobre este fondo circular se inserta, en blanco, con el borde remarcado en rojo, un precio: desde 30 euros.
 
Todo sugiere juventud y diversión, y me lleva a pensar en un nuevo bar de copas, un poco caro para mi gusto, o una tienda de ropa de reciente implantación que ha renunciado a competir con los chinos. Y sin embargo, la actividad comercial anunciada no tiene nada que ver con todo esto. Pero hay que fijarse. Hay que fijarse en que la chica de la foto tiene los hombros descubiertos. Y los brazos. Y el ombligo y las piernas. Y que cuando te anima a venir a "pasarlo fenomenal con nosotras", que son cuatro chicas jóvenes, guapas, viciosas y marchosas, uno no quiere ser mal pensado, pero tampoco puede evitar pensar que tal vez de trate de un aviso encubierto de prostitución.
 
El anuncio es bueno, porque no es como esas fotocopias en blanco y negro, que son todas iguales, y que lo mismo valen para una chica de 23 años que recibe sola como para una señora rumana seria que limpia casas y cuida ancianos. Este anuncio es casi una tarjeta de visita: mayor gramaje, colores vistosos, papel satinado... Vamos, que dan ganas de ir sólo para felicitar al diseñador gráfico.
 
Ya les veo venir: están ustedes pensando que si tardé unos segundos en darme cuenta de la actividad real que anunciaba la tarjeta, eso significa que la comunicación no es buena, porque es ambigua. No les falta razón, pero no la tienen. Parece paradójico, y un poco lo es (quizá es una paradoja buscada, para hacer más excitante el descubrimiento). Resulta que la tarjeta tiene una vuelta, con una clara invitación: "Presentando esta tarjeta, te invitamos a una copa". Vuelve la idea del bar. Y más abajo, una memoria de calidades: Vídeos. Aire Acondicionado... ¿Es una promoción inmobiliaria? 24 horas. Todos los días. La zona y un teléfono. Yo ahora me inclinaría más por un negocio hotelero, sino fuera porque hay un dibujo de la silueta de una chica en ropa interior acentuando simultáneamente las redondeces traseras y delanteras de su culo y de su pecho. Y uno puede ser ingenuo, pero no tanto, que cuando unas letras en color verde te remiten a la página web putitasenmadrid, eso sólo puede significar una cosa: que al creador de la web no le llegaba suficiente sangre a la cabeza para inventarse un nombre más disimulado y sugerente. Y que la chicas joven de la cara A y sus 3 amigas jóvenes, guapas, viciosas y marchosas de la cara A de la tarjeta van a lo que van.

Bien mirada la tarjeta, igual no es tan equívoca (censuro los datos de contacto para que no me acusen de ciberproxeneta).


 
 


BARBA GRATIS
 
Y a lo que iba yo era a mi casa, que estaba hablando del lunes y esto era un inciso. Fue entonces cuando me encontré con ella, la rubia famosa de ojos azules que trabaja en la tele, y yo... no lo sé. En realidad, no nos conocimos en la tele, sino en un cumpleaños de un compañero, que era primo suyo, y a quien ella recordó. A él sí lo conocí en la tele, pero ha dejado el medio, claramente, y también el país, porque es un emprendedor. Ella, cuyo nombre de Tania no les diré para no dar envidia, me dijo que había renovado contrato con Telecinco, y que mientras tanto estaba haciendo un curso de barbería. Como se lo cuento. Vamos, que si estaba haciendo el curso de barbería... ¡es que lo estaba haciendo allí mismo! A su lado, un hombre grande a quien recuerdo con poco pelo y sin barba, le susurró algo, y ella me lo transmitió ipso facto. ¡Claro! ¡Que cuando quieras te arreglan gratis la barba! Y si viviendo en el mundo que vivimos, el ofrecimiento no me llegó más al alma, es porque soy un hombre de corazón frío y barba descuidada. No se me entienda mal, me encanta todo lo gratis, pero es que... realmente... un arreglo profesional de barba es la última de mis necesidades, teniendo como tengo una maquinilla de pelo en casa que me paso al 3, y unas tijeras como plan B.
 
En aquel momento me sentí observado por varios ángulos, giré la cabeza y vi que no era paranoia, que había más chicos, no sé si alumnos o profesores de la escuela, que me miraban con curiosidad. Me pareció leer en sus miradas que no entendían cómo podía estar hablando la glamourosa presentadora con un hombre de edad, de poco pelo, despeinado, y con la barba sin arreglar. Y yo vi las suyas tan perfectamente recortadas que parecían pintadas con un corcho quemado, y me pareció que yo no quiero eso para mí, así que terminé mi conversación con la rubia Llasera y reemprendí mi marcha.
 
JUBILADO SIN PERRO
 
Me dio tiempo incluso de acudir al concierto de mediodía de la fundación Juan March, como un jubilado sin perro más, a comparar el discreto olor a viejo de la sala con el más intenso que recordaba de la iglesia de mi pueblo. Tampoco aseguraría yo que no aportara nada por mi parte, porque en estos días de frío y sol en que me quedo tieso en casa, cuando salgo a la calle me abrigo como para atravesar el Ártico, y luego el caminar a buen paso me hace transpirar.  ¡Y así acalorado y sudoroso había mantenido mi anterior conversación! Qué desastre. Y no he hablado del pelo, despeinado y con autobisoñé. Pero eso había quedado atrás.
 
Ahora, sentado en un butacón de la última fila, sólo tenía que disfrutar del concierto, y eso me dispuse a hacer. Leí el programa y sonreí imaginando el sonido de motor que haría el trío Attenelle con su violín, violonchelo y piano, cuando atacaran la segunda pieza, de Grieg, Andante con moto.

 
 
Como ven, en esta vida el que no se divierte es porque no quiere. O porque le han dicho que le van a desahuciar.
 

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