lunes, abril 01, 2013

LOS MIL LADOS DE UN PARABRISAS

            El otro día me ocurrió un sucedido digno de mención, pero lo estaba dejando pasar porque no sé cómo abordarlo. La cosa, en resumidas cuentas, es que fui a echar un vistazo al coche, a ver si seguía aparcado donde lo dejé. Y a retirarle la publicidad del parabrisas, básicamente. No había apenas nada. Otra nota de Sofía, una española de 27 años que deja su teléfono por todos los coches como si no existiera twiter. Le había dado la espalda al coche y ya me iba cuando algo me hizo volverme. Efectivamente, mi intuición había sido correcta: algo raro pasaba. Faltaba una escobilla del limpiarabrisas delantero. En concreto, la del copiloto. Digo faltaba, porque decir "me han robado" es muy feo, pero como esas cosas no se caen solas, puedo aventurarme y decirlo: algún capullo me quitó un limpiaparabrisas.
 
           Y esa es la cosa, no crean que hay más. Pero no sé cómo abordarlo, si desde el punto de vista de la inseguridad ciudadana, que ya se roba cualquier cosa y que, como los limpias se pueden quitar manualmente con facilidad, a lo mejor vamos a tener que quitarlos y ponerlos cada vez que cojamos el coche. También puedo poner el enfoque en la cutrez del robo. O fantasear sobre las circunstancias que llevaron al supuesto ladrón a birlarme la escobilla. Es probable que tuviera un coche como el mío y que se le hubiera roto el accesorio en un festivo, y como estaba el tiempo lluvioso, echó mano del que tenía más cerca. O cabe la opción de la gamberrada. Pero sólo una escobilla y sólo a mí (porque miré el resto de los coches, y estaban íntegros e indemnes)... eso es raro.
 
             Todo eso es interesante para la ficción, pero si vamos a haber blog-realité, tengo mi propia experiencia para hablar. Esto lo descubrí el sábado, que era laborable, pero era cerca de la hora de comer y no hice ganas de comprar el repuesto. Ayudaba que hacía bueno y no se veía necesario. Una cierta tacañería me impulsaba a esperar que entrara el mes, aunque a mí el paro no me lo pagan hasta el 10. Finalmente lo dejé estar, y el domingo llegaron los ayes, los lamentos y el crugir de dientes, porque tuve que coger el coche y estuvo lloviendo todo el día. Suerte tuve de estar atento y levantar el brazo del limpiaparabrisas derecho para que no rozara el cristal, que una cosa es que te roben una escobilla y otra que se rompa la luna.
 
             Me programé para solucionar el contratiempo esta mañana, contando de antemano con que las escobillas las vendieran en parejas y me saliera la broma por unos 20 euros, y con vistas a conseguir el mejor precio, me lancé a la búsqueda de una tienda Aurgi que recordaba por Ventas. Estaba, sí, pero no donde la recordaba. Inenarrables los corpóreos de cartón de la cantante Rebeca, protagonista de su última campaña de neumáticos. La parte buena es que pude comprar el limpia suelto, y por un precio considerablemente inferior al previsto. Vamos, que con un paseo y 4 euros he solucionado el hurto. Luego lo he puesto yo solito, pero eso vamos a dejarlo, que no es como para colgarse medallas.
 
            Lo más curioso de toda esta aventura es que, siendo objetivamente una víctima, he acabado con un sentimiento triunfador. He podido salir adelante con el coche mutilado, he conseguido una prótesis por un precio mínimo y he sido capaz yo mismo de repararlo. ¡Vamos, que estoy hecho un McGyver!
 
             Pero bien visto, el sucedido casi no es ni para mencionarlo.
 

5 comentarios:

lover dijo...

Jajajajjajaja... ¡qué final tan magnífico! La triste paradoja de este blog es que es necesario que tú estés desocupado para que él esté lleno. Y que cuando tú andas ocupado, él suele estar vacío. Así pues, uno desea que deje de actualizarse, aunque a la vez, le alegre ver nuevas entradas.

Álvaro López de Quintana dijo...

Gracias, Lover. Espero que si te enteras de algún trabajo no dejes de llamarme pensando que dejaré de escribir. Te prometo esforzarme en actualizarlo al menos una vez por semana.

mecánica automotriz dijo...

Álvaro, francamente fascinante la historia que has montado a partir del hurto de una escobilla :) Me ha encantado, pero no deja de ser un fastidio que además de robarte la escobilla física, te roben tiempo (que es lo más valioso que tenemos en esta vida) para solucionar el percance. Un abrazo y suerte con la búsqueda de empleo.

Álvaro López de Quintana dijo...

Gracias, mecánica automotriz. ¿Te conozco?

lover dijo...

Tú ya sabes que prefiero a la persona que al bloguero, por muy divertido que este último sea.