jueves, diciembre 04, 2008

DIARIO DE UN FRIOLERO

Petite Siberia, día 49 del otoño de 2008

Petite Siberia es un lugar donde no hace mucho frío, pero nunca hace calor; donde no hace mucho frío, pero nunca estás bien templado; donde nunca hace mucho frío... pero un poquito sí. Yo trabajo en Petite Siberia.

El otro día me cambié de sitio a un puesto más protegido que estaba desocupado, pero la profundidad de visión era mucho menor, y la sensación de una paradójica corriente quieta de aire frío por debajo de la mesa era la misma, así que he vuelto a mi mesa habitual. Estoy a un lado del pasillo. Por delante de mí tengo toda la sala, el distribuidor y más allá se ve el otro ala. Detrás de mí, sólo otra fila de mesas, y las ventanas, pero allí no termina el pasillo, sino que dobla en ángulo recto en dirección contraria a las mesas y lleva a una salida de emergencia.

Y me pregunto ¿es fumar una emergencia? Porque es aquí adonde salen todos los fumadores de la sala a fumar. No tengo nada en contra, es la salida que tienen más a mano, si bien el lugar presenta algunos inconvenientes para esta actividad que se deberían tener en cuenta: Uno, que la puerta no se puede abrir desde fuera, de modo que, mientras fuman, deben mantener abierta la puerta para poder entrar, con la consiguiente entrada de frío y salida de calor. Dos, que la puerta cierra mal, con la consiguiente entrada de frío y salida de calor.

En los días de viento, se escucha batir a un lado y a otro a esa puerta desencajada en su quicio. Por eso, cuando noto en mis piernas el lento discurrir del frío, me levanto y compruebo si la puerta está bien cerrada. Huele mucho a tabaco la zona, lo que me indica que muchas veces no "se sale" a fumar, sino que se fuma desde dentro. Noventa y nueve de cada cien veces tocas la puerta con el dedo meñique de la mano izquierda y la puerta se desplaza, así que la tengo que cerrar yo, que, según parece, y a pesar de haber sido tradicionalmente una persona poco dotada para habilidades manuales, me he convertido en el único de toda el ala que sabe cerrarla.

Pero el afán didáctico mueve mi vida y he pegado, a ambos lados del cristal, unas sencillas y claras instrucciones, que ahora comparto con el mundo.


Compañeros, el trabajo, como la vida, es un constante juego de superación. Las condiciones actuales nos obligan a un permanente ejercicio de adaptación a los nuevos tiempos. Con creatividad, atención y esfuerzo común podremos superar todos los retos que se nos presenten. Incluso, aunque parezca mentira, el de dejar cerrada esta puerta de emergencia cada vez que volvamos de fumar. Para ello, el departamento de “Esapuertaquehaycorriente”, ha elaborado las siguientes

INSTRUCCIONES PARA CERRAR LA PUERTA:

1. ASIR LA BARRA TRANSVERSAL DE LA PARTE INTERIOR DE LA PUERTA.

2. HACER UN MOVIMIENTO SECO Y ENÉRGICO DE TRACCIÓN (NO DE ARRASTRE), HASTA ESCUCHAR UN CONTUNDENTE “¡BLAM!”.

3. COMPROBAR DE UN VISTAZO EN EL QUICIO DE LA PUERTA QUE NO HAY HOLGURA. SI LA HAY, VOLVER A ABRIR Y REPETIR LOS PASOS 1 Y 2.

4. SI NO HAY HOLGURA APARENTE, CONFIRMAR QUE LA PUERTA ESTÁ FIRME EN SU POSICIÓN DE “CERRADA”, EMPUJANDO SOBRE EL CRISTAL HACIA AFUERA. SI LA PUERTA SE MUEVE, SIGNIFICA QUE NO ESTABA REALMENTE BIEN CERRADA. SE IMPONE, ENTONCES, VOLVER A ABRIR Y REPETIR LOS PASOS 1,2 Y3.

5. SI LA PUERTA NO SE HA MOVIDO DE SU POSICIÓN, SIGNIFICA QUE LA HAS CERRADO BIEN, ¡ENHORABUENA!

3 comentarios:

El Autor dijo...

Uyuyuy
Que no me dejan aparcar... que cierren la puerta que se escapa el gato...

Si es que nos estamos haciendo mayores!!

Anónimo dijo...

¡Ay las puertas y sus corrientes!
El otro día salí de cañas y a cenar y en dos locales de los tres a los que fui, estuve haciendo de "portera automática". La gente entra en los bares como si entrase en un "saloon" con puertas de esas que se vuelven solas a su posición (¿¿para qué están si el biruji entra por arriba y por abajo??).
El caso es que terminé la noche mosqueadísima y discutiendo con mis acompañantes si era "normal" o no no fijarse en si las puertas quedan cerradas cuando hace un frío del trece. Ganamos 2 a 1 los defensores de "no, no es normal entrar como el/la rey/reina de Saba, preocupándose sólo por contar las cabezas que se giran al hacer aparición y dejando al resto de mortales ateridos, porque yo, oh mi altísima majestad de mi mismo/a, no voy a dignarme a cerrar la puerta que para eso están los lacayos".
Uf, creo que me he dejado llevar un poco...
Es que lo de la puerta me saca del quicio (de la ídem).

Álvaro dijo...

¿DanielSan? ¿Quién es usted? ¡Salga de mi propiedad! - dijo él, sentado en la mecedora de su porche, mientras sostenía una pajita entre los dientes y apuntaba al intruso con su escopeta.

Sí, nos vamos haciendo mayores. Pero, por lo que veo, Sakura también. Ja,ja. Luego cuelgo los cuentos hiperbreves, aunque debo decir que los recordaba mejores.