viernes, diciembre 12, 2008

BLAKI Y EL DETALLISMO

Como cada diciembre, pasada la Inmaculada, he recibido una tarjeta de felicitación de Blaki. No es un christmas al uso, de doble hoja, con una estampa navideña: es una cartulina de color con una caricatura suya, cada año distinta, por un lado, y un mensaje por el otro original, divertido y afectuoso, escrito con letra grande, grandísima, enorme.

Lo conocí en la Segunda Bienal Anual de Humor en Comunidad, mi primer trabajo "serio". ¿Más serio que dar clases particulares de latín? Bueno, digamos que de mayor cuantía. Blaki iba a hacer un número de mimo en la inauguración de la exposición de humor gráfico en el Albéniz, y me encargaron del seguimiento de que todo estuviera preparado en el teatro para la actuación. Básicamente, que el camerino estuviera dispuesto. Corría el año 88. Bueno, en realidad no corría: el tiempo transcurría más despacio por aquel entonces. En diciembre de ese mismo año recibí la primera felicitación navideña de mi nuevo amigo. Y no he dejado de recibirlas desde entonces.

Durante muchos años, le contestaba con otra tarjeta. Es más, aprovechaba el puente de la Inmaculada para escribir y enviar veinte o treinta christmas, todos diferentes, originales y afectuosos, porque era, y me gustaba ser, detallista. No me importaba recibir contestación sólo de algunos de ellos; más me incomodaba, de pronto, recibir una tarjeta hacia el 2 de enero de alguien a quien yo no hubiera felicitado antes. Me pillaba desprevenido, casi sin tiempo para que mi contestación entrara en el periodo navideño. Aparte de que, por supuesto, quedaba patente que era una contestación de compromiso; o sea que, por lo que fuera, no había entrado en mi listado de felicitaciones.

Pero fue pasando el tiempo, y mi detallismo voluntarioso empezó a pesarme. ¿Cuántas tarjetas comprar? ¿Veinte? ¿Menos? ¿Treinta? ¿Más? Valoraba el absurdo estrés de extender o limitar mis felicitaciones y por la posibilidad de incomodar con mi tarjeta a quien no suele escribir y, al contrario, quedar mal con quien sí escribe, pero tú no caíste en él. Algún año tuve dificultad para encontrar momento de comprar tarjetas, o no tuve oportunidad de hacerlo, hasta que finalmente un día renegué definitivamente de este detallismo. Dejé de escribir para sólo contestar, y luego dejé de escribir totalmente para sólo mandar sms... y ahora sólo contesto mensajes en nochebuena, y mando alguno en fin de año. Y así, año tras año, cumplo el rito solemne de quedar mal con el Corte Inglés y con Blaki.

El detallismo parecería una cualidad formal, ordenada, burguesa, como de manual de buenas maneras, y sin embargo, ahora que la tecnología pone a nuestro alcance la felicitación instantánea, casi parece más burgués y más clase media enviar un correo electrónico desde el portátil o un sms por el móvil. Tomarse la molestia de comprar una tarjeta navideña ya es casi un ritual, y dibujarla uno mismo o encargarla a otro amigo dibujante, y mandarla a imprimir para escribir uno a uno a tus amigos y conocidos es un acto personal y artístico, es "ir a la contra", es bohemia, es anarquismo, es humor.

No he vuelto a ver a Blaki desde el estreno en mayo de 1990 de Robin Hood Crusoe, al que tuvo la amabilidad de venir. Pero cada Navidad entra en mi casa su felicitación recordándome que tiene mi nombre en una agenda y que, cuando la abre, se acuerda de mí y me sigue teniendo el mismo aprecio y cariño. Es recíproco, Blaki, aunque no te conteste. Tu tarjeta me hace joven y el trazo firme y generoso de tu caligrafía me dice que tú también lo eres.

Que haya mucha Paz y mucha Alegría en estas fechas, Blaki, y que el 2009 te siga dando tanta energía y buen humor. Muchas gracias por acordarte de los amigos. Un abrazo.

5 comentarios:

El Autor dijo...

Vale que en el último año te has modernizado y ya incluso mandas SMSs, pero cuando leo que hace ya tiempo mandabas hasta 30 felicitaciones a la vez... Dios, te habrás gastado una pasta en palomas!

Álvaro dijo...

Jajajajajaja.

Felicidades, Danielsan, me has hecho reír.

Por primera vez.

Anónimo dijo...

¿Pero cómo? ¿Ya no le respondes las felicitaciones a Blaki?

Álvaro dijo...

No me siento orgulloso... pero no, Javier.

Dulós, 46 años, periodista. dijo...

Hola guapo! Me ha gustado tu escrito. Me he emocionado y me han caído las lágrimas; es muy bonito lo que escribes. Estoy un poco "llorona", supongo que porque mañana me vuelve a tocar sesión de quimio. Un beso de alguien que te recuerda, no en una postal, sino en el corazón...