domingo, junio 08, 2008

HAGO NOTAR A MIS AMIGOS CÓMO ME ACUERDO MÁS EN FECHA DE SUS CUMPLEAÑOS QUE DE LOS MÍOS PROPIOS

Pasó agosto del 2007 como si nada, como si veinte años antes no hubiera salido a la luz Esto no es serio.

Después diciembre, igual. Nadie comentó que se cumplían diez años de los primeros Premios Arte Joven de la Comunidad de Madrid, en 1997.

Pasó febrero y tampoco nadie celebró el décimo aniversario de la lectura en el Ateneo de Madrid de Memorias de un seductor sin gancho, a cargo de Nuria Massa y un servidor, con notable éxito de público.

Hace unos días, por cierto, me encuentro - me encuentra ella más bien - con Nuria por los pasillos de la tele. Según ella, estoy igual. Mentira, entonces no llevaba barba. Ella sí igual. De guapa, pero con un niño más. Enhorabuena.

Esto me ha hecho recordar, y no pasará este mes sin que comentemos que el día 4 de junio de 1998 se presentó en sociedad, en la Feria del Libro de Madrid, la edición de La Avispa.

Anécdota: debió de ser la única presentación de libro en el mundo en la que uno de los presentadores habla mal de la obra. Dijo que era irrepresentable y no debería haber sido premiada. Otro la alabó, entroncándola con el teatro moderno de Checoslovaquia (¿?), o por ahí.

Al año siguiente, el grupo de teatro El Apagón, del Instituto Príncipe Felipe, dirigido por Celia León, hizo una encantadora versión. Aunque ya se sabe cómo son los grupos de teatro de instituto, que con tal de llevar la contraria, representan lo irrepresentable.

Al otro año, el grupo de teatro universitario Los Malogrados, dirigido por Nacho Cervantes, hizo otro montaje lleno de swing y elegancia, en la línea fría y abstracta de su autor.

Sana satisfacción de uno; agradecimiento y bendiciones para todos ellos.

Otros grupos de teatro aficionado la han representado aquí y allá sin avisar al autor, y éste lo ha sabido a toro pasado por alguna reseña allá o aquí, o incluso porque La Avispa consiguió un vistosísimo cartel del grupo de teatro La Máscara de la Universidad Pontificia de Salamanca.

III. NOCTURNO MELANCÓLICO.

8. Parolino en cinta, recita/canta, interrumpiendo la acción.

Siempre buscó mi incansable inmodestia
algo a su altura, detrás no hubiera más.
Tranquilo reposaba, pensando que jamás
encontrara tal bella que saciara mi bestia
- En sentido figurado lo de bestia y saciar -.

Cuando mira, por fin, que hete aquí que te hallo,
y con tu hallazgo hallo todo lo que hay que hallar.
Un duro golpe al corazón certero
me hace sentir, mi amor, cuán grande era mi fallo
- Quizá no al corazón, quizá exagero -.

Allí pierdo el papel, me puede el nervio,
mi yo más pasional vence al soberbio,
y a la hora de dormir, doy vueltas en la cama,
como hace todo el mundo cuando ama
- Sólo que yo solo: ese es el quid del misterio -.

Y ahora, ya ves, hasta pierdo el sueño,
como años atrás, cuando era pequeño.
Pienso en ti, mi amor, en tus claros ojos,
tu carácter fuerte, tu fruncido ceño,
tu rápido pronto, tu constante enojo,
frente despejada, toda inteligencia,
pienso tu presencia, tu ausencia, tu esencia,
tu elegante porte con que siempre vas...
En fin, amor mío, lo buena que estás.

Aprovechando este fortuito encuentro,
piensa un poco en mí, luego un poco en ti;
mira en tu interior, mírate por dentro,
y ya que lo has hecho, piensa ahora en los dos
- A ver si es que hay suerte y dice que sí -.

Y ya que te he visto y he ido de ti en pos.
y, lo que es singular, me gustas tanto,
no repares mientes en cuánto yo valgo,
escúchame una cosa y dime sin espanto:
¿Por qué no nos casamos... o algo?


(Parafraseando a los Álvarez Quintero: Dios mío, ¿y ése era yo?)

4 comentarios:

Javi Chan dijo...

Y que no se pueda ver representado algo así... Si usase sombrero, me lo quitaría. Como no lo uso, esta mañana me he mojado.

(Y aún tengor presente cierto recital improvisado de "La Palmera", juves noche, en un lugar de poético nombre...)

Álvaro dijo...

Gracias, Javi, en nombre de mi ego. Lo tengo de huésped en el blog, pero pretendo echarlo en breve y prohibirle la entrada. (De momento, ha puesto los pies encima de la mesa y se ha pedido una coca-cola; alguien tendrá que decirle que en esta casa no entran bebidas carbonatadas).

Anónimo dijo...

También está bien que nos hayas dejado conocer a tu ego.
Déjale quedarse un poquito más, que tampoco hay para tanto.

Álvaro dijo...

No te preocupes, Sakura, que ya viene él por su cuenta cuando quiere sin necesidad de invitarlo. Sólo intento no darle la mano para que no se tome el brazo.