domingo, mayo 18, 2008

LAS RENTAS DE LA RENTA

Hace unos días rellené el borrador de la declaración de la renta, y ayer lo pasé a limpio, minuciosamente, volviendo a calcular a mano y con calculadora cada una de las casillas. Descubrí, y subsané, un error. Tendré que pagar un poquito más, qué se le va a hacer.

Me da cierta aprensión este proceso, como si el más mínimo error pudiera disparar todas las alarmas en la Agencia Tributaria, y se pusiera de inmediato un procedimiento inquisitorial para desposeerte de todo. Pero entiendo que uno debe ocuparse de sus cosas. Hace un par de años o tres, en que me salía a devolver, no me lo pagaron y me mandaron una declaración que corregía - a su favor - la mía. Comprobé que todo era correcto, la acepté, y todo se resolvió sin derramamiento de dinero.

Me asustó un poco pensar en cómo la había podido hacer tan mal y pensé en encargársela a un profesional, pero finalmente me decidí a volver a hacerla, con más cuidado si cabe. No me resigno a pensar que no puedo rellenar una declaración de la renta que son sólo sumas, restas y reglas de tres. No puede ser tan difícil. Y en todo caso, si no les gusta la mía, que me manden la suya, como esa vez.


Y, como de todo hay que sacar partido, la declaración del 2007 ha dejado para mí dos reflexiones que paso a compartir.

CONTABLE A OJO

Qué sorpresa la mía al comprobar que, al final, la cuota resultante es la que yo mismo, en mis pensamientos, había calculado sólo recordando más o menos las cantidades ingresadas y las retenidas, y comparándolas con las del ejercicio anterior.

También he acertado el tipo resultante, con una diferencia de unas décimas. Y, antes que eso, previendo los ingresos totales, ya me había anticipado durante el año a pedir en el trabajo que me rectificaran la retención.

¿Debo preocuparme porque haya un pequeño contable dentro de mí? Espero que no. También me ha sido útil para tomar decisiones, y, junto con ciertas dotes adivinatorias, cuantificar y asumir el coste de un destierro.

Matizo: la cuota resultante de mi declaración no es exactamente la misma cantidad que yo había calculado a ojo. Hay un error de un 5%. A mi favor, además. Tengo que pagar un poco menos de lo que esperaba. Soy un 5% más feliz.

EL PRECIO DE LAS COSAS

Al calcular lo que hay que pagar, hay un momento de terror, cuando ves una cantidad exagerada y, de pronto, no recuerdas que ya has pagado mucho dinero con las retenciones que te han hecho en el trabajo (dinero que no ves, bolsillo que no se resiente) y que aún te tienes que desgravar la hipoteca. Aun en esos momentos he procurado mantener una actitud abierta y agradecida.

Doy gracias porque, con mi proverbial prudencia, consigo no vivir al día, y hoy podría incluso afrontar esa cantidad. Doy gracias porque los impuestos, grandes o pequeños, justos o injustos, son siempre un porcentaje de lo ganado; es decir, que si debes pagar tanto es porque has ganado eso y más. Y cuando finalmente he comprobado que mi cuenta pendiente con Hacienda estaba casi saldada... he dado muchas más gracias.

Dice el Maestro que todo tiene un precio. Y podemos darnos con un canto en los dientes por que el ganar dinero se pueda pagar con parte de ese dinero. De modo que, si este año la declaración me ha salido positiva... eso es positivo, ¿no?

7 comentarios:

El Autor dijo...

Yo ayer aprendí a jugar a "la escoba" y me costaba sumar los valores de las cartas para llegar justo a los 15 puntos que habia que anotar para llevarse las cartas asi que... ¿me haces la declaración? Eso sí, como me salga a pagar la tendremos!!

Álvaro dijo...

Si me pagas mi renta, me lo pienso. (No te lo recomiendo)

Sakura dijo...

Bueno, pues como veo que te sienta tan bien hacer la declaración, cuando quieras te pasas por mi casa y me ayudas a hacer la mía.
De momento me conformo con que me digas dónde narices está la casilla de cotizaciones a regímenes especiales.
¡Qué cruz!

Anónimo dijo...

Tenías razón. Uno se siente estupendamente cuando consigue hacer la declaración. He sido capaz de rellenar las casillas. Yo solita. Ya soy mayor.

Álvaro dijo...

La clave está en rellenar las casillas de la renta sin que la renta te saque de tus casillas. Me alegro de que lo hayas resuelto, Sakura. (Entonces no voy a tu casa, ¿no?)

Anónimo dijo...

Por venir, puedes venir cuando quieras. Serás bien recibido.

Álvaro dijo...

Huy, pues entonces cualquier día me paso.