sábado, octubre 14, 2006

EXTRAÑAS DECEPCIONES

Hay satisfacción cuando se colman las expectativas. Frustración cuando se tuercen y no llegan a buen fin o lo hacen a deshora. Esto sucede, si hablamos de deseos, de proyectos, de cosas que queremos. Pero, ¿y si nos referimos a nuestros miedos y temores? Debo de tener una mente tortuosa (ya hago por arreglarla), pero alguna vez me ocurre también en esos casos. Ahí va un ejemplo reciente, con cuestiones de esta nuestra comunidad.

Tenemos que revisar la red de saneamiento de la comunidad de vecinos, engorrosa labor, que sin duda va a trastornar a los locales comerciales de la casa. De pronto, descubro que el bar está en obras, de reforma total, el mejor momento para que entren los poceros a ver qué hay ahí abajo y, si tienen que picar, que piquen. Total, el suelo van a ponerlo nuevo. Pero hay que darse prisa, porque los albañiles quieren ponerse a solar pronto. Tienen fecha de entrega y compromisos posteriores. Si queremos que coincidan, hay que elegir rápidamente el presupuesto, y uno no sabe, así que tiene que esperar a algún vecino sabio a pedir consejo, y luego llamar a la empresa elegida. Puede que tengan ya otros trabajos contratados y no puedan venir cuando a uno le interesa, en todo caso, ya estamos advertidos también de que hay que pedir permisos al ayuntamiento, y la cosa suele ir lenta... Uno, pues, hace lo que puede para hacer coincidir dos obras, cuando nada está en su mano, y se preocupa y se estresa inútilmente pensando en que va a llegar el tío Paco de la realidad con sus rebajas en forma de problemas. Y sin embargo, de pronto, como mágicamente, resulta que la empresa más barata les inspira confianza a los expertos, se les llama, y están disponibles y dispuestos para empezar de un día para otro. Podrán venir el miércoles. Una satisfacción, por supuesto, y un gran alivio. Las sensaciones positivas protagonizan este momento.

Pero, fuera de guión, escondida en algún oscuro rincón de la mente, hay una sombra decepcionada, la del mártir masoquista que esperaba dificultades que dieran sentido a su estrés, dimensión a su trabajo y voz a su queja. Está decepcionado, porque todo está siendo más fácil de lo que pensaba, y, por tanto, se ha estresado en vano como un gilipollas; su trabajo, ahora, ha quedado a la vista como lo que es, una simple llamada de teléfono, y, por tanto, no podrá contestar a quien le diga que eso de ser presidente de comunidad "no es para tanto".

Esto es sólo un caso. Podríamos, sin duda, encontrar anécdotas similares. Pero bastante me he extendido ya con el ejemplo. No quisiera que se perdiera de vista la reflexión: a veces, al ingrato, hasta la buena suerte decepciona.
Para el lector curioso, le diré que la tarde anterior a la fecha concertada para que viniera el camión-bomba de los poceros, habiendo coordinado la parte más difícil - los dos locales - apareció un problema donde menos se esperaba. Había que advertir al vecino del bajo de que iban a venir los operarios a las nueve de la mañana (su vivienda da acceso a dos patios, y tendría que permitirles entrar). Pero no estaba en casa, ni había dejado llave a nadie ni se le pudo localizar en toda la tarde ni por la noche. A uno de los patios se puede llegar también desde la farmacia, así que sólo cabía rezar para que no fuera necesario entrar en el otro. Después, por la mañana, los poceros no vinieron a las nueve. Un poco más tarde, uno recibe una llamada informando de no pueden dejar el camión como pensaban, y necesitarán acotar una zona con vallas. Quedan, por tanto, en volver el lunes. Este retraso anula - o dilata - el problema con el vecino, y vuelve a poner de relieve los problemas de coordinación: casi imposible que el bar no pongan nada de suelo hasta entonces.

Este que os escribe da en ese momento un salto cualitativo, y, ni satisfecho ni decepcionado, simplemente acepta lo que viene (y lo que no viene). Por cierto, es sábado, seguimos sin localizar al del bajo y el bar está solado casi del todo. Salga el sol por Antequera.

2 comentarios:

El Autor dijo...

Ay, jovencito de 40 años!!

Te lo dice un experto en estas lides, si temes o te decepciona la falta de dificultades en el "mundo obra" no te preocupes... que te preocuparás. Y más de lo que quisieras!

Ya me dirás, ya. Pero tan cierto como que una escaleta no se compra sin tocar (Ni aunque sea mia) que el duende de las obras no va a dejar pasar de lado la oportunidad de provocar el mal allá por donde pasa.

Corre, insensato, corre!!!

El Autor dijo...

Me meto, releo mi respuesta y, como por arte de magia... ¡Veo el futuro! E incluso puedo leer el añadido de Txopsuey que vendría a ser algo así como...

"Vaya, Dani. ¿A ti no te compran escaletas a la primera? Te tenía por mejor guionista ¿O es que soy el único al que SI se las compran?"

jejeje

Humor... Inteligente.

Se despide Daniel; más Juan Palomo que nunca!!