viernes, junio 14, 2013

GISELA NOVAIS & THE BLUE SUMMERS: ALTAMENTE RECOMENDABLE

Anoche, contraviniendo mis costumbres, cambié lo monacal por lo monegasco e hice vida social. Y hoy mi atrevidísima ignorancia se va a arriesgar a hacer crítica musical; en este caso una reseña laudatoria, para que nadie se ofenda y me diga que no tengo ni idea (lo cual es cierto, por otro lado).
 
Asistí al estreno de un videoclip musical de una calidad y factura impecables. "Give me a shot" es el tema. Sobrio, elegante, con mucha clase. La imagen, el sonido y los intérpretes. Aunque debo confesar que me sentí un poco incómodo: iba vestido de cualquier manera, y aquello era música para escuchar con traje y corbata. No era música seria, pero sí música en serio. Compuesta con rigor e interpretada con todo el buen gusto que ha quedado liberado por falta de uso en nuestros días. De hecho, sin ser para nada una música pasada de moda, evocaba sin querer (o queriendo, ellos sabrán) a otros tiempos, a los buenos tiempos, sean estos cuales sean. Me la puedo imaginar, por ejemplo, en un guateque de los publicistas de Mad Men o en una banda sonora de la nouvelle vague. Es una música que gusta, y gusta que te guste, porque uno siente pertenecer a una cierta aristocracia intelectual y artística al escucharla. No se me vayan a asustar, que no hay que estudiar para escucharla.

Después siguió un concierto con las canciones de su disco de próxima aparición. Fue un concierto acústico, que es casi como decir una exposición visual o un perfume oloroso, pero en los ambientes musicales, "acústico" quiere decir con los instrumentos sin conectar. O sea, sin ruido, como debe ser.
 
Hace poco escuché que el saxofonista de jazz Paul Desmond, al ser preguntado por cómo definiría su sonido, contestó "Como un dry martini". Lo mismo o parecido podríamos decir de Gisela Novais & The Blue Summers. Un dry martini, un whisky con hielo o un gin tonic. Algo sofisticado, pero sin complicaciones. Muy puro y con calidad. Sí, amigos, esta música no puede escucharse de botellón en los bafles surrounder del maletero de un Seat León tuneado. Esto es otra cosa, que pudo ser más o menos así: Yaveh le dijo a Guillermo Summers que se avecinaba un largo diluvio de raps y reguetones que anegaría la Tierra, y le encargó que construyera un grupo en el que poder rescatar los estilos que merecieran la pena, y creó su arca particular: una banda de swing, soul, rhythm and blues, jazz and blue-eyed soul (esto último no sé lo que es, lo ponen ellos en su etiqueta).  
 
Ya metidos en el terreno de las metáforas y comparaciones (¿cómo describir, si no, un sonido?), y por salirnos un poco de los espirituosos, quizá diría que huele a madera y que es un sonido masculino. ¿Qué significa eso? Yo qué sé. Hay grupos estrictamente masculinos que suenan muy femeninos (es una manera de hablar; en realidad suenan a gato). Lo que quiero decir es que suena a club de jazz, a voz grave y profunda, a composiciones pensadas y medidas, a estructura e ingeniería. Y luego está, claro, desmontándome el argumento, Gisela.

He hablado antes de Paul Desmond, y sin embargo era Stan Getz el saxofonista en que uno hubiera pensado. Al ver las fotos de la presentación y el nombre de Gisela, uno esperaba bossa nova. Pero no, nada de eso. Gisela Novais parece nombre de brasileña, pero es argentina y canta en inglés. La banda tiene espíritu cosmopolita, porque no es de aquí ni de allá, ni de ahora ni de los 80 ni de los 60. Nace como clásico de todo tiempo y lugar. Pero no es sólo con su nombre como engaña Gisela, que la ves con cara de niña revoltosa y en dos notas se convierte en femme fatal y gran dama del jazz. No sé hablar de timbres, colores, tesituras y matices, no distingo cada cosa, pero sí le escuché todo tipo de registros y hasta la osadía de quitarse el micro en un momento dado para ofrecernos su voz aún más en vivo.

Cómo sería el concierto que, en un momento dado, llegué a la locura y me descubrí llevando el ritmo con los pies. Quien me conoce sabe que eso supone un entusiasmo al que soy poco dado. En definitiva, pues, diré que se trata de un grupo distinguido, con clase y con estilo, tanto que cuando, por una vez, dejaron sus canciones propias y se animaron a hacer una versión de "Hit the road, Jack" (un tema de Ray Charles tan clásico que lo conozco hasta yo) le dieron tanta personalidad que hacía difícil descubrir al original. No seré yo quien diga si lo mejoraron... pero sí, lo digo: me gustó mucho más. Quizás fue por la novedad, no les digo que no. O por la Novais, pero tienen que escucharlo.

Dijeron que sacaban disco en dos semanas, quizá yo no pueda avisarles por entonces. Estén pendientes. 

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