lunes, diciembre 08, 2014

"UNA GRAN PROFESIONAL" DE UN GRAN PROFESIONAL

Qué alegría leer libros de amigos, qué alegría que los escriban y que los puedan publicar. Y un poquito de remordimiento por no hacer yo lo mismo, que tengo un proyecto atascado como una tesis tardía. Pero lo terminaré, seguro que lo terminaré. Ya sabrán de ello cuando toque.

Me adelanté a leer la novela de Fernando del Moral "Una gran profesional" un par de semanas antes de su presentación el pasado lunes 1 de diciembre. No soy objetivo, lo admito, la leí con prejuicios. Prejuicios de los buenos, quiero decir, prejuicios de que me iba a gustar y me iba a divertir. Como lo hace cualquier conversación que uno tenga con este gran observador y humorista que es Fernando. La leí con la benevolencia ya captada desde que lo conocí hace casi quince años. Y la lectura no defraudó en absoluto mis expectativas. Fue un disfrute metagozoso, pues no sólo me divertía la novela, sino el hecho palpable de que Fernando se había divertido también - y mucho - escribiéndola.




Fernando es un compañero guionista, gran profesional y mejor persona, y una especie de héroe mitológico con un superpoder: el de permanecer en Antena 3. Bromas aparte, a lo largo de sus muchos años de carrera ha podido observar los ires y venires de muchos programas de sus y trabajadores, y encontrar los denominadores y mínimos múltiplos comunes de cada uno de los gremios (a modo de sistema de "castas", como él dice en su libro) que participamos en esta industria de fachada glamurosa y fondo de cartón piedra.

Con el pretexto argumental de una investigación policial por la muerte en extrañas circunstancias de una prestigiosa presentadora - la "gran profesional" del título -, Fernando introduce en el medio a un elemento extraño, un inspector de policía que nunca ha visto las tripas de la tele. A través de su mirada, el autor retrata a todos los actores de detrás de las cámaras. Son caricaturas, retratos-robots armados con las características de cuantos hemos ocupado algunos de esos puestos. Y quien lo conoce, adivina la sonrisa pícara de Fernando al describir a cada personaje, con gracia e ironía, pero sin malicia, con la piedad y comprensión de quien, al fin y al cabo, lleva más de veinte años participando en el mismo circo.

La novela, además de corta, es ligera, con una estructura casi más de escenas que de capítulos, en los que se va retratando el mundo múltiple, estimulante, mundano y frívolo de la televisión. Uno lo lee y le parece estar paseando de nuevo por los pasillos de Antena 3 en esos buenos tiempos de efervescencia y redacciones llenas. Y, como el inspector Rebollo, se contagia un poco de esa excitación contra la que no hay vacuna.

Me disculparán que no les cuente más entresijos de la trama, pero la novela perdería parte de la gracia (aunque tiene bastante) y les privaría de la ilusión de la lectura. Sólo me queda recomendarles a todos que la busquen, la consigan y la lean. Quien trabaja (o ha trabajado) en la tele, se divertirá poniendo caras, variadas probablemente, a cada personaje, y quien no la conozca sentirá la extraña e inevitable emoción del público de plató cuando asiste a esa especie de ceremonia terrenal que es la grabación de un programa. Vamos, que "Una gran profesional" es de obligada lectura. 

Enhorabuena, Fernando, y muchas gracias por este libro y por la oportunidad de ese reencuentro de veteranos en tu presentación.









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