jueves, mayo 06, 2010

UN ERMITAÑO EN FACEBOOK

"Hazte de facebook, hazte de facebook, que está muy bien"; "así estás en contacto con todos tus amigos"; "hazte de facebook, que se liga mucho"; "si no te haces tú, te hago yo la página".

Yo me resistía, pero confieso que me asustaba la posibilidad de que alguna amiga, por hacer la gracia, me hiciera una página falsa y mi anonimato fuera suplantado por una burbuja vacía etiquetada con mi nombre y que el día de mañana, si lo necesitaba, tuviera que hacerme un hueco a codazos con la nadidad de otro yo. Una cosa es ser anónimo y otra ser conocido de forma errónea. Quizá eso tampoco debía haberme importado, pero el caso es que al final se han salido con la suya. Ahora siento vergüenza por haber mostrado debilidad, un poco como si me hubiera traicionado a mí mismo, a mi estilo de vida simple, ordenado, centrado, alejado de modas y consumos. Ya no me puedo mirar a la cara. Y como afeitarse a ciegas es complicado, volveré a dejarme la barba.

Entrar en facebook es como morirse y ver asistir a tu funeral a todas las personas que han aparecido alguna vez en tu vida. Como un alef donde se reflejaran al unísono los rostros de todos tus conocidos y conocidos de conocidos, y conocidos de conocidos de conocidos hasta el infinito, sin mesura ni criterio. Como una fiesta perpetua sin motivo, innecesaria e intrascendente. Es barroco, maximalista, inabarcable, infernal. Y sin darnos cuenta aceptamos la cantidad como valor absoluto, como si la plenitud de la vida se midiera por el número de amigos de esta particular forma de amistad. Más es más.

Sus instrucciones y demandas lo convierten a uno en una especie de tamagotchi del señor Facebook que, erigido en tu nueva madre, te sugiere que te hagas amiguito de fulano o de mengana porque tenéis uno o dos amigos comunes, aunque echo en falta cierto criterio represor que te indique con quién no debes juntarte. Facebook, en su azaroso comportamiento, te arrojaría sin dudar en brazos de cualquier mala compañía que te llevara a las drogas, la prostitución o el arribismo. Adolescente cotilla, te pone al corriente al segundo de las nuevas relaciones de tus contactos. "Ahora Javi y Alejandro son amigos". Como si antes estuvieran enfadados. Parece uno esperar los "están saliendo" y los "han cortado" que se sucedían semana a semana en las pandillas quinceañeras en verano.

¿Qué pintas tú en facebook? Me dirán. Y yo también me lo pregunto. Quizás mi fortuna en la vida me ha hecho despertar, junto al recelo, una cierta confianza en el azar. Así, de pronto, me aventuro a ser un poco más accesible y a que me pueda encontrar alguien interesante, sin perder por ello la escurridiza opacidad que caracteriza a este ermitaño.

Para contradecir mis expectativas, por de pronto, ya he quedado mal innecesariamente con dos o tres personas que solicitaron mi amistad - como si eso se pudiera pedir - y a las que he "ignorado" sin saber que eso era entendido como una seca negativa. Eran personas con quienes coincidí en algún punto de mi vida y a las que, por esa costumbre social del "a ver si nos vemos" y "tenemos que quedar", incluí en mi directorio de correo. Allí seguían, como yo en el suyo, supongo, posadas, tranquilos, sin hacer ruido ni estorbar, como una prenda de fondo de armario que algún día pudiéramos necesitar. ¿Y por qué, entonces, tenía yo que tomar una decisión drástica y a bote pronto sobre el papel que desempeñan en mi vida? ¿Acaso soy su enemigo porque me parezca fuera de lugar tener un reporte permanente de sus actividades, y ellas de las mías? Bien pensado, podría decir lo mismo de todos los amigos que llevo agregados.

Pero ya que he venido a este mundo raro, me buscaré una silla y trataré de observar sin poner fotos ni colgar vídeos, sin hacer ruido, en fin, a ver si puedo. Mientras tanto, pondré en la columna de lo positivo que me ha hecho añorar el blog, este blog, que tan abandonado tengo, y que, en realidad, he descubierto que prefiero mil veces como forma de expresión. Y por eso hoy, de nuevo, actualizo.

3 comentarios:

Monogatari dijo...

Pues bendito sea el facebook si hace que actualices más.
Me ha encantado lo de que echas en falta cierto criterio represor que te indique con quién no debes juntarte.
Sería estupendo recibir advertencias del tipo "Como me entere de que has agregado a Pepito te quedas sin salir una semana".
Suena a madre total. Así facebook sería/parecería más humano (eso en el supuesto de que consideremos "humanas" a las madres).
¡Salud!

Dulós, 46 años, periodista. dijo...

Hola chiquitín!
Me ha enncantado y divertido mucho este escrito...
Por cierto, a mi, que soy muy cotilla, me gusta mucho todo este mundo faceboquero. No puedo vivir sin él!!!!!
Tenemos una cita pendiente, verdad? La semana que viene...
Besos grandes y fuertes!!!

Arq. Alejandro Martínez Jaime dijo...

muy interesante entrada tal vez te pasó al revés pero yo fui fanático del face¨ antes que del blog, ahora solo me dedico a leer blogs; he dejado a un lado el face por estar aqui.