lunes, diciembre 09, 2013

A BUEN EMPRENDEDOR, POCAS PALABRAS

Admiro a los llamados "emprendedores", algunos me caen bien, pero desconfío de los que pretenden convertirnos a todo a la religión del emprendimiento. Me suena a timo.

Con el "compra ahora, que una casa nunca baja", llevaron al redil de la propiedad hipotecada a toda la clase media, de la que buena parte se ha arruinado y el resto se ha esclavizado de por vida. Ahora, para terminar con los que quedan, los animan con palabras de aliento y apoyo institucional y crediticio a que se hagan "emprendedores". Con eslóganes como "no esperes que te den trabajo, genera tú tu propio trabajo" estimulan la fantasía de la autonomía económica, como si al registrar una empresa te regalaran unas planchas de imprimir dinero.

Encuentro este mito similar al de los "españoles por el mundo", que salen en la tele y hacen que se sienta uno gilipollas por quedarse en España, como si por el solo hecho de salir ya te adjudicara el universo un palacete, una fortuna y una novia heredera, culta y amorosa. "¿Por qué no te vas a Yemen como el de la tele? Allí se gana mucho dinero", dirá una madre, mirando a su hijo con esa mezcla rara y condescendiente de cariño y maldisimulado desprecio, angustiada por el futuro de su retoño y saturada de su presencia prolongada a lo largo de los años en el salón comedor de la casa familiar. No sabe la madre que todo el dinero disponible en Yemen para extranjeros está en manos del atontado que se despide ahora de las cámaras haciendo adiós con la manita. Y al hijo le aflorará el trauma infantil de la permanente comparación que, con respecto a las notas y al comportamiento, le hacían sus padres con su repelente primo Luisito. El empollón.

Dejar de trabajar para otros y convertirte en tu propio jefe, eso cualquiera lo compra. Pero la realidad es que el ser tu propio jefe fácilmente se convertirá en ser tu propio esclavo, o el esclavo de la empresa que has montado, e incluso el esclavo del banco que te ha dejado dinero, si has tenido suerte. De modo que, cuando te animan a ser "emprendedor", te están diciendo "olvídate de la mediocridad de trabajar para vivir y conviértete en un guerrero del mercado que vive para trabajar". En palabras del señor Mercadona: "toma ejemplo de los chinos" (que se pasan el día metidos en su tienda con toda la familia sin hacer otra cosa en la vida que atender el negocio).

Observarán irritados que estoy entrecomillando la palabra "emprendedor", cada vez que la empleo, en singular o en plural. A mí también me disgusta, no se crean. Escrita, leída, hablada y escuchada. Porque ¿qué es eso de ser "emprendedor"? Se usa como si fuera una profesión o una función social, cuando es más bien un rasgo de carácter (por lo que se ve, muy positivo) que les es propio sólo a algunos privilegiados y cuya carencia nos convierte a los demás en poco menos que parias de la sociedad actual.

Toda la vida ha habido gente más "echada p'alante" y otros más "parados" (que no desempleados), y a ninguno de ellos ha habido que espolearlos con campañas para que elijan el riesgo o la seguridad, gente con pájaros en la cabeza que volaban buscando aventuras y fortunas y otros más árboreos que echaban raíces en su terruño por instinto de conservación propia o del entorno. Funcionarios y freelances, comerciales y contables, misioneros y párrocos de barrio, y no ha de ser mejor una cosa que otra. Mucho con cuidar las discriminaciones por razón de sexo, edad o procedencia, y no decimos nada de la discriminación por carácter. Pues desde aquí me opongo a que la carta astral se considere un mérito.

Y todo esto, además, por evitar la palabra adecuada: empresario. Tampoco tenemos muchos alma de empresario, pero, en todo caso, podemos encajar mejor la sugerencia "hazte empresario" que la de "hazte emprendedor", porque emprendedor no se puede hacer uno, como no se puede hacer bajito el que es alto ni rubio el que ya es calvo irremediablemente. ¿Y a qué viene, dirán (lo digo hasta yo), este eufemismo? ¿Tanto mal ha hecho Díaz Ferrán que ya el solo nombre de empresario tira para atrás? ¿Se hace quizás para eludir el natural pudor que puede sentir un trabajador de toda la vida al creer que va a traicionar a su clase para pasarse al "lado oscuro" del mercado laboral? Y digo "cree" porque si se piensa que va a trabajar menos o a ganar más, además de emprendedor será un ingenuo.

Me inclino a pensar (mal, y acertaré) que se trata de una maniobra empresarial, de los grandes empresarios, de los de toda la vida, para distinguir su supuesto buen nombre, del de los nuevos inmigrantes que están llegando a su gremio en oleadas, pequeños empresarios, unipersonales muchos de ellos, de recursos frágiles como pateras, que no se sabe por cuánto tiempo se tendrán a flote. ¿Y vamos a gastar  - dirán - el nombre de "empresario" en alguien que apenas dura entre nosotros unos meses o un par de años? A estos llamémoslos "emprendedores", han pensado, que es algo así como llamarlos becarios o meritorios del gremio de hacer empresa. Si consiguen mantenerse, ya se ganarán el nombre. Y mientras tanto, estarán a prueba como cualquier trabajador, pero sin derecho a paro ni indemnizaciones y, por supuesto, sin que nadie los rescate si las cosas van mal y quiebran.

Lo que digo, un timo.

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