martes, noviembre 23, 2010

ESTOY QUE LO PIERDO

Que alguien me corrija si lo explico mal, pero un cuento indio dice más o menos que la vida es un palacio lleno de obras de arte y bellos objetos por el que uno tiene que atravesar portando una jarra de aceite sobre su cabeza. Si te distraes viendo las obras, corres el riesgo de que se caiga el jarrón y derrames su contenido. Si sólo estás pendiente de éste, puedes perderte la "colección permanente" de la vida y la exposición itinerante que te haya tocado en suerte. El secreto está en saber ver y disfrutar de la belleza sin dejar de atender el tesoro propio que te han encomendado. Y en eso estoy, en tratar de no perderme yo ni perderme nada... pero mucho me temo que algo se acabará cayendo por el camino.

PRIMER PARAGUAS, PRIMERA PÉRDIDA

De momento, he perdido el paraguas. Mi primer paraguas chispas. Pequeño, de bolsillo, negro, con funda negra. Lo describo para que si alguien encuentra uno de esas características tan especiales e inequívocas sepa que es el mío.

Ya sé que todo el mundo pierde el paraguas, pero eso no me sirve de consuelo: mi rigor es hacia mí; los demás, que se arreglen consigo mismos. Y lo que más me duele es que no consigo rastrear ni tan siquiera el momento es que usé mi paraguas por última vez. Puedo haberlo llevado, quizá, al futbito. Es la opción que barajo ahora mismo, aunque no sirve de mucho, no sabría a quién reclamarlo.

Tres euros creo que me costó este mismo año. Lo sé, es el paraguas más miserable del mundo, pero yo era paragüista en pruebas y no merecía la pena mayor inversión. Y, visto lo visto, hice bien en no ceder a mi tentación de comprarme ese de 20 euros en Muji, de encendido color naranja. Aunque quizá ese sí podrían reconocérmelo. Tal vez me suelte la cabeza y me anime.

¿Es metáfora de algo este descuido o sólo advertencia? ¿Descuido de qué, advertencia de quién? La persona del mundo en que más confío soy yo mismo... y empiezo a no poderme fiar.

Huy, qué final más inquietante.

1 comentario:

lover dijo...

Últimamente me dejo la cartera en mi local de ensayo (dos veces), las llaves en mi local de ensayo, las llaves de mi casa... dentro de mi casa, etc...

Sin embargo, gracias a dios, la persona en la que más confío no soy yo mismo. De hecho, no me fío de mi ni un pelo...

P.D: frente a paraguas, abrigos con capucha, son más difíciles (que no imposible) de dejarse olvidado...