1. Buscando bajo el suelo del convento
de las monjas descalzas Trinitarias,
se han encontrado huesos, más de ciento.
No son de una persona, son de varias.
En concreto, los hay de dieciséis,
y entre tanta osamenta, por fortuna,
os lo aseguro, no sé si me creeréis,
no hay hueso ninguno de aceituna.
Han tratado de hacer
interesantes
unas letras que dicen MC
diciendo que quizá son
por Cervantes
Pero el autor en sí no se
distingue,
pues la tumba se ve que
no es de un single;
es de lo que llamaban LP.
2. Para mí que no están
en sus cabales
quienes persiguen quimera
tal
como tratar de hallar
restos mortales
de un autor que decimos
inmortal.
Pero aceptando que la
podredumbre
le ha alcanzado también a
don Miguel,
imaginen también que
alguno es él,
en medio de esa
muchedumbre.
Devenido romántico en lo
eterno,
entonces el Miguel del
siglo de oro
yace con su mujer ,
¡caray qué tierno!
Qué tierno, sí, y falto
de decoro,
pues descansa por siempre
con su esposa
más catorce personas en
la fosa.
3. Hay indicio en verdad,
y muchas ganas
de haber encontrado a su
persona.
A Cervantes, comentan las
hermanas,
lo enterraron allí… o por
la zona
Mas tanto cuerpo junto y
hueso pocho,
a la ciencia le dificulta
el caso:
el carbono catorce queda
escaso;
es mejor el carbono …
dieciocho.
El hallazgo, en verdad,
no es para tanto:
lo que quede del genio
son retazos,
no se sabe si de él o de
algún santo.
Manco era su mote, el de
Lepanto.
Habrá que comprobarlo sin
más plazos:
los restos lo son,
mancos… de dos brazos.
4. ¡Es Cervantes! –
proclaman los científicos,
¡Es Cervantes! – qué
hallazgo tan magnífico.
¿Qué Cervantes? – se
pregunta el político.
Cervantes, don Miguel,
autor prolífico.
¿Cómo saben seguro si es
Miguel?
Esa seguridad, ¿cómo la
tienen?
Si es imposible la prueba
de ADN,
¿quién puede atestiguar
que este es aquel?
Con certeza no hay nadie
que lo afirme,
será Miguel si nadie lo
desmiente
aportando una prueba de
repente:
un cuerpo cervantino
irrebatible.
Raro será si hay alguien
que se anime
y que quiera buscarlo, y
que lo encuentre.
5. No ha sido la labor
nada sencilla
- ¡ciencias y letras
juntas varios meses! -,
pero en el municipio
había intereses
de que pasase gente por
taquilla.
Si la tumba es del
célebre Cervantes,
la visita a la tumba
ahora se cobra.
Pongamos nuestras manos a
la obra,
fijemos la tarifa cuanto
antes.
Va a aumentar el turismo
en gran medida,
al menos eso auguran los
expertos,
pues Madrid ya tendrá lo
que uno pida.
Vendrá gente al teatro y
a conciertos,
la ciudad seguirá
teniendo vida,
pero atraerá a más gente
con sus muertos.
6. ¿Qué opina, a todo
esto, el interfecto?
¿Le habrá sentado mal ser
descubierto
o, al contrario, le
parece perfecto?
¡Quién puede saber qué
piensa un muerto!
Si en acordarse no tuvo
interés
del pueblo de la Mancha
del Quijote,
qué más le dará que
salgan ahora a flote
los podridos huesos de
sus pies.
Igual le daba risa este
montaje,
que den tanta importancia
y rindan culto
a su cuerpo hecho polvo,
ya corrupto,
Y puede que lo tome como
insulto,
pues como autor, el mejor
homenaje,
no es verle a él, es leer
sus personajes.
7. SONETO INVERSO
Para mí los restos de
Cervantes,
los únicos que son
interesantes,
don Quijote y Sancho son,
y Dulcinea.
Si esto anima a la gente
a que se lea,
bien hallada la sepultura
sea.
Y que busquen también a
Rocinante.
Aunque, no sé por qué,
mucho me temo,
que haber hallado al fin
su sepultura
no va a animar a nadie a
la lectura
y seguiremos siendo igual
de memos.
En todo caso, yo me maravillo:
En todo caso, yo me maravillo:
el tesón y
el trabajo han sido enormes,
el reto
será hallar ahora en el Tormes
al anónimo
autor del Lazarillo.
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